viernes, 28 de junio de 2013

Ortografía

 
 

Estaba releyendo algunas entradas de mi blog Retazos de interior cuando me percaté de algunos errores de sintaxis y alguna que otra errata, y eso que suelo pasar el corrector ortográfico si bien mi ortografía es bastante aceptable, fruto de la constancia de una antigua profesora de Lengua en la EGB que, aunque con mano de hierro, he de reconocer que hizo bien su trabajo en lo que a mí respecta.
Me acordé entonces de Twitter donde la ortografía en una asignatura pendiente. El ejemplo más significativo es el uso de la H que de muda pasa a ser invisible o tiende jugar al escondite apareciendo y desapareciendo siempre cuando no conviene. Hemos dejado atrás las reglas de la ortografía y la gramática en beneficio de una supuesta rapidez en la comunicación al hilo de las nuevas tecnologías cuando no creo que sea incompatible. Ni los 140 caracteres de Twitter pueden ser una excusa para abreviar erróneamente.
Las modas cambian las reglas – ejemplo claro y gráfico es el cambio de la Q por la K – y así se va diluyendo el castellano en forma y contenido. Un idioma extenso y complejo reducido a una serie de abreviaturas y letras sustituidas por otras en las palabras. La ortografía no es incompatible con las prisas en las comunicaciones que no en comunicarnos.


viernes, 21 de junio de 2013

Reflexionar con… Fernando Pessoa

 
Si yo pudiera morder la tierra toda

Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.



viernes, 14 de junio de 2013

De pinchazo en pinchazo

 
 

Llegaba al trabajo esta mañana intentando apurar este viernes previo a la entrada en el verano cuando noto al bajarme del coche un leve silbido procedente de la rueda trasera. Un pinchazo inesperado amenazaba con tener que remangarme la camisa para la tarea de un cambio que a esa hora no me apetecía por lo que de urgencias al taller para aliviar la presión del neumático y alargar su vida.
 Ayer también tuve que ir a urgencias pero esta vez el coche fue el vehículo salvador que me llevó al centro de salud urgentemente para que, tras el examen de la doctora que con su voz y percha me quitó la mitad del dolor, me dieran un pinchazo en el glúteo y así aminorar las molestias de un cólico nefrítico que surgió de la nada y resucitó después de siete años aproximadamente.
 Dos pinchazos en menos de 24 horas. Y es que la vida está llena de pinchazos. A veces, sólo es un pequeño desajuste como cambiar una rueda o arreglar el neumático para seguir nuestro camino y otras es necesaria una solución más agresiva y medicar con la solución más oportuna como en la urgencia médica. También podemos seguir con el pinchazo a cuestas, con la rueda perdiendo aire hasta que ya no nos deje avanzar más o con un dolor que nos carcome sin ponerle remedio. En ocasiones funciona, el dolor desaparece tal como vino pero si el aire se nos va yendo lentamente, tarde o temprano tendremos que bajarnos del coche.
 Nadie está exento de sufrir un pinchazo, incluso cuando la carretera tiene el piso firme y nada nos hace presagiar el mismo. Vivimos entre las burbujas que creamos y en las que creemos, confiando en su estabilidad e indestructibilidad, sin darnos cuenta que hasta las mejores ruedas de los formula1 también se pinchan y te dejan fuera de una carrera. No sabemos dónde lo vamos a encontrar ni en qué forma, pero lo encontraremos: pinchazos en forma de dudas, incertidumbres, sentimientos, temores….porque cualquier ámbito de la vida es susceptible de pinchar: las relaciones personales, el amor, el trabajo, la familia, la economía…
Por un pinchazo de la burbuja inmobiliaria estamos ante una de las peores crisis económicas de todos los tiempos. Quién nos lo hubiera dicho hace una década a nuestras generaciones y a nuestros gobiernos. Espero que no sea el ejemplo o precedente de los pinchazos que podamos tener en la vida y que los nuestros, al menos, podamos solucionarlos con un simple cambio de rueda.


jueves, 6 de junio de 2013

Reflexionar con...Federico García Lorca

 
 
Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí.
      «Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.
       Esta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

       Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.

        Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social. Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.

       Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!».

       Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón.
Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

      Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: «Cultura».
Cultura porque sólo a través de ella, se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz".
 
*Estas palabras son las expuestas por el poeta en la inauguración de una biblioteca en Fuente Vaqueros (Granada) en septiembre de 1931



domingo, 2 de junio de 2013

Relato: La vida en futuro perfecto

 

Los rayos de un incipiente sol entraban por la ventana a través de las cortinas casi transparentes y me habían despertado de un profundo y reparador sueño. Al abrir los ojos vi su hombro desnudo entre las sábanas blancas, y no pude escapar del deseo de depositar un suave beso en su piel.
La noche había sido perfecta, como todas las que le habían precedido. La pasión todavía anidaba en nuestros cuerpos vencidos por el tiempo y se expandía por todos nuestros poros como las primeras veces años atrás. Todavía podíamos reconocernos a través de nuestras miradas cuando se cruzaban nuestros ojos entre besos de melaza y caricias aterciopeladas.
Dejé que descansara un rato más, aprovechando para salir al porche de nuestro refugio de media montaña. Una casa que siempre había estado en nuestros sueños, un espacio para compartir la vida que nos fue vetada durante demasiado tiempo. Era sencilla, de dimensiones relativamente pequeñas y con el mobiliario y ajuar básico para compartir de forma sencilla los momentos mágicos de la convivencia.
Frente a aquellas vistas de medianías, con la isla vecina al fondo separada por un mar que fue siempre una frontera natural, podía tener una amplia visión de la costa sur de la isla. Era feliz, más de lo que podía haber imaginado en los pensamientos del pasado cuando soñaba con instantes como éste. No había sido un camino fácil, desde luego, pues la vida, el destino o las circunstancias no siempre te facilitan la consecución de nuestros sueños; pero estábamos allí, perdidos en la nada más intimista y a un tiro de piedra del bullicio de la civilización y de todos. Estábamos solos…pero en nuestra mutua compañía.
Una lágrima asomó a la mañana. No sé todavía si fruto de las penurias del pasado o de la felicidad del presente. Hacía algo de frío por lo que entré en la casa refugiándome de nuevo entre las sábanas y acomodándome junto al cuerpo que me daba el calor necesario. Ella se giró, sonrió, secó mi lágrima y cerró los ojos. Yo la besé en los labios y también cerré los ojos.