Si te dicen que caí…mienten. Me podrán recortar el sueldo devolviéndome a diez años atrás en poder adquisitivo, retirarme la paga extraordinaria de navidad y hacer que mi presupuesto de regalos y comidas navideñas baje en perjuicio de los empresarios del sector, subir los impuestos indirectos como el IVA y que notaré cuando vaya a comprar sólo lo básico, aumentar mis gastos caseros como la luz y el agua, menguar mis derechos sociales y laborales, quitarme días libres de descanso, aumentar mi horario laboral para que trabaje más, recortar mis vacaciones…pero no podrán quitarme mi dignidad ni como ciudadano ni como empleado público (los de oposición).
Mi estado de bienestar se resquebraja y lo tengo que adaptar a una nueva situación que yo no creé porque no vivía por encima de mis posibilidades. Pero sé quiénes son los culpables de ello y tendrán la debida respuesta en la dulce venganza personal y democrática a la que espero me acompañen mucha más gente. La clase política se ha convertido en un problema y no en la solución al problema, como dice un articulista de la prensa dominical de hoy, y no parece que se den cuenta ni gobierno ni oposición.
Rajoy sigue en su burbuja, razonando y actuando como si la materia oscura que busca la ciencia estuviera en su cabeza pensante y como adalid en lucha caballeresca contra la gran enemiga, tótem de un país al que sólo ganamos en los hoteles vacacionales de costa y en los juegos que para animar a los turistas preparan los monitores de ocio. Mientras, Rubalcaba sigue cavilando su actuación dentro de una oposición responsable – qué será eso – donde tiene las manos atadas en sus críticas a sabiendas de que, salvo dónde recortar, habría pocas variables con él en el gobierno, pues quién da las ordenes no está en España.
Se van de vacaciones los políticos, aunque cerca para acallar las críticas in crescendo, y Draghi ha dicho que hasta septiembre no se tomarán decisiones por lo que esperemos que también la prima, la bolsa y otras del montón se tomen unos días de relax para que también los ciudadanos de este país que se frotan los ojos ante el espejo de sus sueños rotos pueda descansar en paz, me refiero al descanso vacacional claro, que el otro está igual de caro. Que cada uno elija cómo pasar este agosto, estirando el presupuesto para lograr el gasto mínimo dada la panorámica, o bien echar el resto y arriesgar, pese al momento, que la vida son dos días y lo que no disfrutes ahora tardarás en hacerlo porque vienen curvas en una carretera con muchos baches.
A disfrutar de las vacaciones, yo lo intentaré, pese a todo y todos.