viernes, 22 de marzo de 2024

Frases: Stephen Hawking


Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino igual miran antes de cruzar la calle. 

miércoles, 13 de marzo de 2024

Cuento: el secreto del éxito

Una vez un discípulo le preguntó a su maestro acerca del secreto del éxito. El maestro, luego de reflexionar en silencio, le pidió que lo esperase al amanecer en la orilla del río para darle la respuesta. Al siguiente, justo antes del amanecer, el discípulo encontró a su maestro en frente de la orilla del río. Sin mediar palabra, salvo un pequeño ademán de que lo siguiera, empezó a adentrarse poco a poco en el río. El agua empezó a subir de los tobillos a la rodilla, de esta a la cadera y finalmente hasta el pecho. Justo cuando estaba por cubrirle el rostro, su maestro lo tomó y lo hundió con vehemencia bajo el agua. Empezó así una lucha feroz por emerger a la superficie, pero la fuerza de su maestro era tal que se lo impedía. Finalmente, luego de varios segundos, este dejó que subiera por una bocanada de aire. Lo llevó a la orilla y le preguntó: “¿Qué era lo que más deseabas al estar sumergido”? “¡Respirar!”, contestó el joven discípulo. A lo que este contestó: “Allí tienes el secreto del éxito. Deséalo tanto como deseabas respirar aire el día de hoy. Cuando lo hagas, lo obtendrás”.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Cuento: El sabio de la montaña

En una montaña vivía un sabio que respondía a todas las preguntas, dudas e inconvenientes que tenían las personas. Miles acudían a él a diario para consultarle acerca de sus problemas. Un día, al percatarse de la dependencia que se estaba creando en torno a sus consejos, decidió reunirlos a todos alrededor de su gruta. Allí, con miles y miles a su alrededor, les contó una anécdota graciosa que hizo soltar carcajadas a todos los presentes. Al terminarla esperó un minuto en silencio y empezó de nuevo a contar la anécdota. Esta vez solo unos pocos se rieron y muchos asumieron un temple de confusión. El sabio hizo lo propio una tercera vez, solo que en esta ocasión nadie se rió de la historia. Uno de sus mayores admiradores se acercó y le preguntó cuál era el sentido de la dinámica. A lo que el sabio respondió: “No pueden reírse del mismo chiste una y otra vez, pero sí pueden quejarse y llorar una y otra vez por los mismos problemas. ¿No es acaso paradójico?”. Todos aquellos que lo rodeaban bajaron la cabeza avergonzados y se retiraron poco a poco de la montaña. Desde entonces, solo recibe un par de consultas al día; todas estas relacionadas con cosas estrictamente importantes.