Paseaba una tarde de esta semana mientras hablaba por el móvil cuando de repente me di cuenta que todas las personas que me iba encontrando a mi paso hacían lo mismo que yo; estaban conectados a su celular, bien hablando o interrelacionados con redes sociales o whatsapp. No me había dado cuenta hasta ese momento en cómo estamos sometidos a la dictadura de las nuevas formas de comunicación. Nos enorgullecemos de la cantidad de amigos que tenemos en facebook aunque estemos solos el fin de semana, hablamos por mensajería instantánea a raudales aunque no tengamos mucho que decir cuando estamos ante la misma persona tomando un café y si no abrimos el twitter a diario parece que estamos apartados de la realidad.
Las redes sociales como consecuencia de los avances tecnológicos es una buena herramienta de comunicación en una sociedad 2.0 pero creo que tenemos que aprender a convivir con ellas sin que perdamos nuestra esencia. Sería raro que la comunicación “social” deshumanice nuestra forma de relacionarnos con nuestros semejantes. Todavía es agradable y tiene encanto quedar con un amigo para hablar frente a un café, escribir de puño y letra una carta o leer un periódico a la antigua usanza.