Realizarse no es un juego de palabra
Si tú supieras que lo importante es realizarse, no soñar, ni vivir,
sino realizarse por encima de todo, esto que resulta tan fácil para ti, tan
terriblemente fácil: he aquí, por ejemplo, una expresión en la que he realizado
exactamente lo que quería decir: el prodigio de la palabra reproduciendo
literalmente la realidad.
Crear vida expresándose con absoluta fatalidad y libertad. Cuando
empleamos dos términos – terrible-fácil; necesidad-libertad – extraemos como
con unas pinzas la entraña misma del concepto que no es más que la realidad en
lucha consigo misma, al menos hasta aquí llego la ciencia, y el poeta no tiene
por qué quedarse atrás.
Si tú supieras todo lo que sabes sin darte cuenta, cómo ahora, por
ejemplo, empiezas a sentir frío y sigues sentado tranquilamente, cómo te vas
devorando noche tras noche porque sabes sin que nadie te lo dijera que ésta es
tu misión, expresar digna y escuetamente cuanto has experimentado a través del
tiempo presente, pasado y futuro, pues sólo un poeta que sin proponérselo está
de acuerdo consigo mismo y con el mundo futuro, presente y pasado, puede
solucionar la aparente contradicción y realizar con su palabra la plenitud de
lo más instantáneo que fluye: la vida.
Pueden pasar las horas, los aviones, los ríos, pueden en una guerra
derribar los derechos humanos, hospitales, aviones y demás reglas de juego,
pueden lanzar inmensas campañas de propaganda, cortinas de humo, miles de
paracaídas con armamento, medicinas, chocolate, pero todo está previsto en el
próximo poema que ayer escribimos, de manera que las puertas del cielo no
prevalecieron ante la ligera presión de Gagarín, de igual modo que la
revolución francesa con todos sus fracasos hizo posible la amistad y la tolerancia,
aunque todavía ni tú ni yo pudimos realizarlas cumplidamente de obra ni de
palabra.
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