viernes, 5 de abril de 2019

Reflexión de viernes


No habrá nadie como nosotros cuando nos hayamos ido, no hay nadie como cualquier otra persona, nunca. Cuando las personas mueren, no pueden ser reemplazadas. Salen agujeros que no se pueden llenar, ya que es el destino –el destino y la genética neuronal– de todo ser humano ser un individuo único, para encontrar su propio camino, para vivir su propia vida, y morir su propia muerte.

    ( Oliver Sacks )

El tiempo se acaba cuando menos lo esperas y salvo que creas en la reencarnación y que ésta sea posible...se acabó. Viene ésto a cuenta de una conversación informal hablando de la energía asociada al tiempo que gastamos en el trabajo, por poner un ejemplo, aunque pueden haber más opciones como objeto de nuestra dedicación.
Decía este amigo que al final del camino los compañeros de trabajo, los amigos en general y conocidos tendrán palabras amables y sentidas en tu funeral que se irán desvaneciendo con el paso del tiempo pero sólo los amigos más íntimos y tu familia (pareja e hijos especialmente) te tendrán en su corazón más allá de las palabras y del transcurso de los años.

Y si entonces pudieras preguntarte: ¿ He priorizado correctamente los tiempos de dedicación a las diferentes parcelas de mi vida ?


No hay comentarios:

Publicar un comentario