El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede
justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre
sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde
el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de
dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la
existencia. Vivir es la voluntad de vivir.
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