Hoy es un día donde la tristeza y el orgullo bullen en mi corazón a partes iguales. La emigración interior se ha llevado a mi hijo fuera de la casa en una independencia deseada para buscar otros lares donde desarrollarse intelectual, laboral y humanamente. Madrid se abre a sus pies en este día donde la propia capital empieza una nueva era con la dimisión de Aguirre. El empuje de la juventud, la ilusión primeriza, la sapiencia de la madurez y los bríos de la fuerza interior hacen que mi corazón esté reposado, nadando en la melancolía de las emociones que van y vienen, seguros del éxito de su aventura.
Siento orgullo de la persona en que se ha convertido, de que se aventure a una nueva vida, no exenta de pequeñas penurias y dificultades, en un momento de crisis. Siento orgullo de su positivismo y de su esperanza en el mañana…pero también la tristeza lame mi corazón cuando siento su ausencia que todavía es de horas.
Hemos hablado de la crisis, de Merkel, Rajoy y demás alimañas políticas y económicas; del mercado laboral, del coste de la vida…pero su fuerza ha sobrevivido a esos potenciales problemas que a modo de recordatorio para el futuro he querido transmitirle por lo que sé que saldrá adelante, conmigo ahora a dos pasos por detrás.
Hoy es un día importante en su vida. Hoy es un día importante en mi vida. Hoy nacemos ambos a un nuevo tiempo en nuestras vidas.
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