Era allá por el mes de marzo cuando la brisa trajo a mis ojos
tu imagen desdibujada. Es imposible olvidar aquella mirada en plenitud de
ternura y las consecuencias derivadas de enfrentarse a ella, desarmando mis
defensas y empequeñeciendo mi alma. Recuerdo mi corazón al ritmo agitado de
sentimientos crecientes mientras las olas barrían la arena del mar cercano que
servía de música ambiental al momento.
Aquel día supe que mi vida había cambiado. La mujer que
intuía que existía en algún lugar, en algún tiempo estaba frente a mí y me miraba
a los ojos con la transparencia de la sinceridad más absoluta dejando que
desnudara su alma mientras yo le entregaba la mía.
Un breve repaso a estos años da cuenta de mi mejoría como
persona y de la explosión de valores que se escondían en mi interior sin que
ninguna hada supiera qué varita mágica utilizar para liberarlos. Contigo he crecido
como persona en todas sus variantes y matices porque contigo me he
redescubierto. Contigo aprendí a conjugar correctamente el verbo amar.
Podría decir muchas
cosas de ti, compañera, amiga, amante…pero todas serían a la baja de tu
auténtica valía. Quédate con esta frase: Eres especial. Tú bien sabes lo que
siento y lo que pienso de ti y de nosotros.
Me rindo ante ese torbellino de fuerza y pasión que te
envuelve, a ese caminar firme y seguro cuando te acercas, a tu mirada que habla
callada, a tu sonrisa que grita sin llegar a carcajada; me pliego ante tus
besos soñadores y ante tus caricias envolventes que dejan nuestra casa regada
de recuerdos cuando la distancia nos separa.
En este día te digo a ti, mientras mi mano reposa en mi
corazón, que te amo. Gracias por ser precisamente tú quien me acompañe en mi
camino. Gracias porque sean tus manos las que lleve entrelazadas en el paseo de
esta vida.
Eres la mujer con la que quiero sobrevivir al pasado, vivir
el presente y soñar el futuro.
Para ti, este poema de
Pablo Neruda que lleva por título “Bella” y es recitado por el poeta mexicano
Jaime Sabines.
Bella,
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
como en la piedra fresca
del manantial, el agua
abre un ancho relámpago de espuma,
así es la sonrisa en tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y delgados pies
como un caballito de plata,
andando, flor del mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos en la cara,
no te caben los ojos en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como dos panes hechos
de tierra cereal y luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como un río cuando
pasó mil años por tu dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus caderas,
tal vez la tierra tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma de tu cuerpo,
tal vez en algún sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu sombra,
bella,
todo eso es mío, bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o reposas,
cuando cantas o duermes,
cuando sufres o sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
Pablo Neruda
Increible ver como dentro de nosotros pueden existir sentimientos tan inexplicables. Es todo un lujo saber que esa persona es tan allegada a mi que puedo llegar a sentir una pequeña parte de tus sentimientos.
ResponderEliminarsientete afortunado ya que son muy pocos los que tienen el placer de tener esos sentimientos tan bellos.
Un beso enorme.
Cómo me gustaría ser la mujer destinataria de esas palabras...tan bellas como la Bella del poema
ResponderEliminarUn poema precioso para una mujer especial. Yo quiero ser la destinataria de los dos textos...
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