Empieza este mes de marzo con un gélido
frío y una amenaza de borrasca en el horizonte, lo normal para un día
cualquiera en la sede del partido en el gobierno.
Remontamos a duras penas esta cuesta de
enero más larga de lo habitual que se cuela más allá de su mes natural sin
saber dónde se anuncia el cartel de la llegada a puerto. Ya me gustaría ver a
un ciclista de montaña del pelotón internacional en cualquiera de las curvas de
esta carretera empinada.
Pero sabemos que la meta está en lo
alto, que existe porque en algún recodo del camino incluso la vemos a lo lejos;
sólo que nos cuesta alcanzarla. A veces, nos falta el oxígeno para seguir
pedaleando y las piedras en el camino que otros tiran consciente o
inconscientemente no ayudan en el ritmo de subida.
Incluso hay momentos en que tenemos que
bajarnos de la bicicleta para tomar un repecho más duro de lo normal, descansar
de nuestros pies cansados y volver a pedalear esperanzados del final. No
sabemos cuándo pero llegaremos.
A lo que iba…que me voy por los cerros
de Úbeda acordándome de los innombrables que nos gobiernan, si bien el verbo
gobernar no está bien conjugado en este caso.
El clima adverso de este primer día de
mes es sinónimo de la situación general: el papa que se va entre profecías del
final de los tiempos y los misterios de su dimisión por conocimiento de
realidades que harían temblar los cimientos de la Iglesia, Italia que pone en
riesgo y evidencia el futuro de Europa con unas elecciones de resultados
complejos para la gobernabilidad y la estabilidad, el
escenario económico internacional que no mejora y está al vaivén del acontecer
diario con la prima de riesgo de algunos países jugando a la montaña rusa,
España que cada vez está más desfigurada por la acción de quienes quieren
emular a la pintora del Homo Ecce y así podríamos seguir describiendo una
panorámica de la realidad que ni los mejores guionistas hubieran podido
escribir hace una década.
Pero aquí seguimos…sabiendo que la
primavera está preparando su llegada para florecer de nuevo la esperanza y la
ilusión dormida en todos nosotros.
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