Leía con asombro en la
prensa días atrás como un menor se inventaba un supuesto intento de secuestro
para poder llamar la atención de su madre, la cual, no le prestaba demasiada
atención a cuenta de estar más tiempo del debido chateando con el móvil y no
establecer una adecuada relación de prioridades.
Las nuevas tecnologías nos
han traído una mejora sustancial en las comunicaciones humanas con un abanico
de redes sociales donde zambullirnos para descubrir, compartir, navegar y
chatear pero todo ello hay que contextualizarlo en nuestras vidas particulares
e integrarlo de una forma eficiente y efectiva que no repercuta negativamente
ni en nosotros mismos ni en el contexto humano que nos rodea.
Ya no nos extraña observar
un grupo de personas ensimismadas todas a un tiempo en su móvil o tableta, lo
cual puede ser obviado entendiendo que son desconocidos entre sí pero el
peligro acecha cuando la situación se da en circunstancias amigables: una
comida entre amigos, la casa y la familia…
Deberíamos reflexionar sobre
la influencia de las redes sociales de la mano de las nuevas tecnologías en
nuestra vida. Aprovechemos lo que podamos de ellas, que es mucho y bueno, pero
sin olvidar las cosas verdaderamente importantes.
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