50 velas, 50 años. Cuando
has recorrido, al menos en teoría, más de la mitad del camino es un buen
momento para hacer un alto en el mismo y luego coger impulso de nuevo. No me
gusta mirar atrás, prefiero vivir el presente y soñar el futuro, aunque no siempre
sea fácil ni lo uno ni lo otro.
Tener la compañía de mi hijo
durante casi la mitad de ese camino es mi mayor gloria y ya merece por ello
el viaje en sí mismo. Sabes que algo de ti seguirá adelante con su propia
personalidad pero con algo de tu esencia. Los años pasan con nosotros y delante
de nosotros como en un timelapse donde se mezclan los buenos y los malos
momentos pero eso es, en definitiva, la vida.
El pasado es simplemente
eso: pasado y aunque pudiera haber hecho las cosas de otra forma, no me
arrepiento de nada puesto que siempre hubo una razón para una acción, siempre
hubo un motivo para una “no acción”. El presente lo es todo, aún con los
altibajos de las circunstancias imprevisibles. Se hace difícil, en ocasiones,
conjugar el presente y el futuro, la realidad y los sueños.
Como en un torno de
alfarería, debemos moldear el presente con el barro que te proporciona la vida,
que no siempre es de la mejor tierra, y proyectar esos deseos escondidos con
tus manos para lograr un futuro lo más parecido a tus sueños.
Ahora tocaría volver a la
simplicidad de las cosas, la potenciación de la realidad interior, la
introversión en lugar de la expansión –
como decía Carl Jung-. Las prioridades personales y materiales se simplifican huyendo
de los contextos complejos.
Ahora sé lo que quiero y a
las personas que quiero. Ahora es el presente. Ahora es la proyección del
mañana. Cincuenta es sólo un número, la referencia virtual de una etapa del
camino.
Felicidades Aurelio! No sé si ha sido hoy o hace poco, pero eso poco importa. Lo importante es que ha llegado y que yo lo he visto :) Saludos y salud!
ResponderEliminarBuenas tardes Ivan:
EliminarGracias por tus palabras. Mi cumpleaños fue ayer mismo y como tú dices lo importante es llegar. Un abrazo
Aurelio Oramas