Cuando octubre ya ha
atravesado su ecuador el otoño no termina de dejarse ver en su totalidad como
si hiciera un striptease al ritmo de un bolero. Igual influye en las
temperaturas el otoño caliente que nos prometen siempre
en verano y que ahora se traduce en seriales de telenovelas como la cuestión
soberanista de Mas, la no-gestión del ébola, las tarjetas opacas de Bankia y un
largo etcétera donde caben todas las posibles corruptelas que puedan imaginar y
que como un reguero de pólvora recorren todas las comunidades autónomas y todas
las organizaciones políticas, económicas y sociales.
Se
ha decretado aviso amarillo por altas temperaturas en Canarias en estos días y
no es para menos si seguimos con las comparaciones entre el clima y la realidad
social pues el archipiélago vive momentos tensos a cuenta de las guerras
internas en CC a cuenta de la herencia que le quieren dejar a Clavijo, los ecos
secundarios de unas primarias del PSOE que suenan a democracia de tercer nivel,
la previsible consulta popular en torno al petróleo y al modelo energético, la
guerra anticolonial de Rivero con el poder de Madrid y aquí también podemos
poner un largo etcétera con casos de corrupción que impregnan diferentes islas.
La
temperatura le sube a la ciudadanía por los nervios que se enervan ante
semejante panorama porque la política canaria es como entrar en el tren de la
bruja de cualquier feria de pueblo.
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