martes, 20 de enero de 2015

Blue Monday: Publicidad y política

Ayer hacía frío con un tiempo que invitaba a estar en el calor del hogar, era lunes con toda la semana por delante y la cuesta de enero más pendiente que nunca; las navidades son un eco lejano y de las que nos acordamos cuando recibimos las facturas de la tarjeta que usamos en esas fechas; la nómina, quien tenga la fortuna de tener trabajo, todavía no toca a la puerta y los propósitos del nuevo año permanecen en la incertidumbre entre la voluntad y la pereza.
Pero ninguno de estos factores incidieron en la fórmula matemática que allá por 2005 creó la industria publicitaria con el nombre de “blue Monday” (blue: azul, por estar asociado ese color a la tristeza) para que me sintiera triste a tenor de los elementos que se conjugan en este tercer lunes de enero. Me niego a estar triste cuando así lo decida una formulación.
La publicidad entra de lleno en nuestras vidas para marcarnos el paso y decidir previamente antes que nosotros mismos sobre nuestros hábitos de vida: alimentación, salud, moda, ocio…e incluso nuestro estado de ánimo.
Publicidad y Política están muy relacionadas en un mundo global porque no me negarán que los políticos de turno nos marca lo que comemos o podemos comer en función de factores como el paro o los recortes salariales haciendo que la nevera sólo acepte marcas blancas y una alimentación básica que se ríe de la ideal pirámide alimentaria y la dieta mediterránea; la ropa se hereda entre hermanos y primos y salimos al rescate de aquellas prendas escondidas en el fondo del armario para sortear una crisis que nos lleva a reinventar la moda y hacerla nuestra mientras nuestro ocio está en función de los ceros que tenga nuestra cuenta bancaria.
La política con su acción de gobierno nos marca también el paso de nuestra vida pero sin capacidad de decisión por nuestra parte como sí ocurre con la publicidad y además nos determina nuestro estado de ánimo.
Ahora que lo pienso…el azul del “blue monday” también está relacionado con la política actual.  Igual llevamos tiempo con un día de tristeza demasiado largo que sólo una cita electoral podrá cambiar.
 


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