Los movimientos migratorios referidos al turismo están en
pleno cambio. Por una parte el terrorismo global hace que países de
determinadas áreas terrestres sean imposibles de visitar por cuestiones de
guerras, además de otros como Egipto y Túnez que se han visto atacados en los
últimos años por la lacra terrorista y las consecuencias nefastas en sus
intereses turísticos.
El nuevo fenómeno de las protestas en ciudades europeas y países iberoamericanos (Barcelona, París, Chile, Perú...) hace que los potenciales turistas se lo piensen antes de ir a un lugar donde el disfrute no está asegurado.
La oferta turística está en continuo cambio y a merced de fenómenos globales como el brexit. Al margen de países como España cuya oferta siempre está vigente, muchos otros ven agotada su potencialidad y los turoperadores buscan países emergentes y destinos nuevos para un turismo ávido de conocer rutas y lugares nuevos.
El nuevo fenómeno de las protestas en ciudades europeas y países iberoamericanos (Barcelona, París, Chile, Perú...) hace que los potenciales turistas se lo piensen antes de ir a un lugar donde el disfrute no está asegurado.
La oferta turística está en continuo cambio y a merced de fenómenos globales como el brexit. Al margen de países como España cuya oferta siempre está vigente, muchos otros ven agotada su potencialidad y los turoperadores buscan países emergentes y destinos nuevos para un turismo ávido de conocer rutas y lugares nuevos.
Estamos en un proceso de cambio global, tanto por la propia
inercia del sector como por los efectos colaterales de otros factores, y en
esta tesitura cobra fuerza el turismo interior y local, las vacaciones fuera de
temporada y nuevas rutas más seguras.
Amsterdam y Venecia se ahogan en turistas, mientas los atascos
en el Everest o las montañas sagradas de Australia son la normalidad. Se impone el turismo responsable y sostenible.