Con el entierro de la sardina de ayer terminó el carnaval capitalino. Hacía tiempo que no me disfrazaba para las carnestoladas, pero me ha gustado repetir de nuevo la experiencia, máxime cuando lo haces en la buena compañía de la familia. La cabalgata fue de las más participativa y larga en el tiempo y de cara a ella habrá que hacer una selección o presentar un proyecto previo pues no valen carrozas sin alegorías y que sólo son un botellón en plataforma. Se deben buscar fórmulas de agilización.
Sin embargo, el carnaval tradicional en el Guiniguada fue una una explosión de alegría y buen rollo, salvo por la música final que, en mi opinión estuvo falta de ritmo. Ahora vienen los carnavales del resto de la isla, así que @ArribaEseAnimo (buscar en twitter).
Ahora a disfrutar de los míos por esta semana. Que ustedes lo pasen bien.
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