Tarde calurosa en este jueves de verano con el sol escupiendo rayos lumínicos y los vecinos del Sahara soplando arena a nuestras latitudes. Sólo en casa, con la botella de agua como un “San Bernardo” y el ventilador en el máximo nivel se consigue estar medianamente bien, pues el sopor de la calle se hace muy pesado.
El repaso a la prensa sigue trayendo noticias económicas agridulces con una antesala de fin de semana donde el euro se juega su esencia existencialista y Europa su futuro pero la resaca del partido de fútbol de ayer con la victoria en la semifinal de España y los previos de la final del domingo mitigan la crisis y más con el beneplácito de los jugadores que alargan con prórroga y penaltis los partidos para así alejarnos durante más tiempo de recortes y reformas llevando el rojo de España más allá del color de la sangría económica.
Esta tarde los alemanes tendrán una hinchada como nunca hubieran imaginado. Una afición efímera por un día que la lleve en volandas hasta el día en que tenga que enfrentarse a la España, representante del resto de Europa, donde todos jugarán contra Alemania a través del rojo español. Será el enfrentamiento virtual a través de un tablero futbolero como excusa entre los peones de dos formas de enfrentarse a la crisis en la vieja Europa. ¿Quién ganará? En el fútbol y en Europa.