viernes, 16 de noviembre de 2012

Renovando la Navidad

 
 

Se cuela las navidades lentamente en nuestras vidas, como pidiendo permiso en estos momentos de crisis. Mientras los centros comerciales ya exponen todo el surtido de artículos de decoración y gastronomía para estas fechas y los ornamentos empiezan a adornar, eso sí con recortes, nuestras calles, las administraciones públicas buscan financiación extra para los costes de la navidad callejera. El comercio intenta captar clientela a base de ofertas anticipadas que incite a una compra menos compulsiva que otros años, máxime con los recortes de millones de personas de la clase funcionarial cuya paga extra se iba en gran parte para las fiestas de navidades y reyes.
La originalidad será la reina, junto con la calculadora, en la elección de las viandas para la mesa y en los regalos de navidad y reyes. Basta un paseo por las calles para no ver el ambiente de otros años, y eso que estamos a noviembre y que el mes navideño por excelencia todavía está pendiente de explotar en su apogeo. Quién sabe si estos adelantos de las fiestas desde hace unos años es una estratagema de la todopoderosa Merkel para acercar la fecha principal de la navidad al 6 de diciembre que es cuando el popular, por aquellos lares, San Nicolás trae regalos a los niños siendo el epicentro de la fiesta tradicional alemana. Siendo como es en España el Día de la Constitución no quiero hacer similes político-festivos que me pasa por la mente aunque viniendo de esa mujer todo es posible.
Quizás tengamos que esperar al fantasma de las navidades pasadas para que nos haga cambiar de actitud respecto a la fiesta porque creo que tenemos que cambiar la forma que no el contenido, modificar la forma de enfrentarnos a una tradición que a todos nos toca el corazón. Hace ya mucho tiempo que el aspecto material imperaba sobre el humano y sentimental en esta fiesta y ha tenido que ser el personaje de Dickens a través de una situación de crisis quien nos haga retroceder a los recuerdos de la navidad tal como la viviamos en la infancia. Recuperar esa esencia es vital para poder vivirla ahora en un entorno económico desfavorable y hasta en una atmósfera de cierta melancolía y desazón.
La Navidad tiene que ayudarnos a descubrir la esperanza, especialmente en nosotros mismos.


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