Agosto es el mes vacacional por excelencia, así que durante
este mes no estoy seguro de poder dar rienda suelta a las reflexiones en este
blog por lo que me tomo un pequeño descanso para la reflexión profunda, la
búsqueda de los sueños y la señalización de las metas. Es hora del reposo del
guerrero antes de la lucha final.
Se avecinan tiempos difíciles y hay que estar preparados. Al
menos tener conciencia de la situación para poder enfrentarla con las armas
adecuadas. El mundo está cambiando en sus macrovalores y eso conlleva también
una revolución de los microvalores individuales. Tenemos que adaptarnos a
nuevos contextos, procurando que nuestros sentimientos y nuestras metas se
armonicen en sintonía con nuestras decisiones y así aprovechar las fuerzas gravitatorias
de nuestras acciones en pos de minimizar esfuerzos.
Europa y el resto del mundo se mueven en entornos económicos
y sociales en modo macro que funcionan con un efecto dominó en las
consecuencias de las decisiones que se tomen. Nunca más que ahora se hace
palpable como el vuelo de una mariposa en cualquier lugar puede provocar el
caos en el otro extremo del mundo. España, al hilo de lo anterior, se convierte
en la cenicienta que recibe con timidez las riquezas y con demasía las penurias
que conlleva ser protagonista secundario de ese llamado “Primer Mundo”.
Este contexto socioeconómico conlleva una serie de fuerzas de
valores en contraposición donde es necesario redefinir los conceptos y las
direcciones. La complejidad se hace dueña de las cosas sencillas.
No sé que nos deparará septiembre pero, por si acaso, vamos a
redescubrir en este mes el placer de las cosas sencillas, la consecución de los
pequeños objetivos y compartir todo ello con las personas que queremos. Lo
demás es secundario.
Feliz verano a tod@s y como dice una amiga tuitera guarda
todo lo que no te haga feliz en un sitio que olvides.