Es difícil querida
amiga ayudarte a mantener el equilibrio en el camino que se ha tornado
pedregoso cuando mi mano abierta no encuentra la tuya que se aleja de su
contacto. Sé que los ecos de la personalidad que siempre te ha acompañado te
fuerza a sobrellevar los golpes de la vida en la intimidad de tu espacio para
resucitar como ave fénix de tus cenizas, pero el afecto y el cariño de la gente
que te quiere son buenos aliados en la tarea de emprender de nuevo el vuelo
cuando el aterrizaje de emergencia nos ha hecho amerizar en el oleaje de la
vida.
Las circunstancias no siempre son propicias para la alegría y la
expansión y disfrute de las ilusiones pero siempre hay un rayo de esperanza en
cualquier esquina que nos recuerda que “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro
es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar” como diría Machado. Los
amigos estamos para compartir el sendero, tanto cuando la tierra sonríe a
través de las flores que crecen a nuestro paso como cuando el terreno se vuelve
árido y seco a pesar de las lágrimas vertidas.
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