Los idiomas nunca han sido mi fuerte. No he tenido buenos profesores en las etapas iniciales de la educación obligatoria y tampoco mi predisposición genética a tal efecto ayudaba mucho, así que lo poco que sé de la lengua de Shakesperare se lo debo al fallecido Leonard Cohen cuyas canciones sirvieron a uno de mis profesores para adentrarnos en el vocabulario y estudiar la gramática inglesa y así mientras Suzanne sonaba en un radiocasete de la época aprendía palabras en inglés mientras me deleitaba con la pasión ya encendida de la poesía.
“…Y quieres viajar con ella,
Y quieres viajas a ciegas,
Y sabes que confiará en ti
porque has tocado su cuerpo perfecto
con tu forma de pensar…”
(Leonard Cohen)
Ahora he vuelto a recordar viejas canciones de cadencia melancólica y a disfrutar de una poesía hecha canción, como ya hacen Bob Dylan y un ejemplo patrio en la voz de Joaquín Sabina. Poetas que cantan con el alma atrapada entre las rimas de una canción, o cantantes que tejen sus canciones con la métrica sublime de unos versos.
"Cuántos caminos debe recorrer un hombre,
antes de que le llames "hombre"
Cuántos mares debe surcar una blanca paloma,
antes de dormir en la arena.
Cuántas veces deben volar las balas de cañón,
antes de ser prohibidas para siempre.
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento."
(Bob Dylan)
"Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren"
(Joaquín Sabina)
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