Los sueños son metas utópicas o no que nos ayudan en el
camino, pero cuando se convierten en promesas a la venta frente a unos
compradores de esperanza entonces nos encontramos con encrucijadas complejas
donde quedamos atrapados en sentimientos que si no se gestionan adecuadamente
pueden ser contraproducentes. La política es un buen semillero de estas
situaciones y así tenemos a un Reino Unido con el brexit o a una Cataluña con
el proceso independentista como dos ejemplos claros al respecto de esta idea donde
una mala decisión en un primer momento incita un sendero sin retorno donde las
soluciones se agotan según pasa el tiempo provocando consecuencias que se
extenderán en el tiempo.
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