viernes, 6 de septiembre de 2013

Camino de Teror

 

           Se acerca el 8 de septiembre y ya todos los caminos conducen a los peregrinos hacia el bello pueblo de Teror, epicentro geográfico y emocional de la isla de Gran Canaria. Por estas fechas miles de personas de todos los rincones grancanarios se acercan a honrar a su patrona y muchos de ellos lo hacen caminando y es aquí donde la religiosidad se confunde con la tradición.
            A nadie se le escapa que todos los que acuden a Teror a ver a la Virgen para posteriormente dar buena cuenta de un bocadillo de chorizo con pan de campo acompañado de un clipper de fresa no son religiosos o creyentes en el sentido estricto de la palabra; pero es una tradición que se mezcla con la fiesta y el jolgorio con los tintes y matices propios de una fiesta religiosa.
            En mi caso particular, que no me considero seguidor de Pedro ni de Francisco, recorrí el pasado sábado, para evitar la congestión de tráfico, el camino que va desde Arucas hasta la villa mariana con mis energías puestas como si de un mantra se tratara en el pensamiento de gente a la que quiero y para quienes deseo los mejores parabienes. El recuerdo de mi madre que ya no me acompaña y que sí era creyente me acompañó en el camino porque quizás su fuerza y energía podía ayudarme al tesón compartido de ayudar a las personas que apreciamos.
            Al margen de la religión en sí, sí que es cierto, que la energía de una multitud concentrada en el espacio y en el tiempo posee una fuerza abrumadora y es justamente eso lo que hay que aprovechar en beneficio de todos.
            Así que me uno también a la tradición más añeja de la caminata a Teror y aprovecho al tiempo para hacer ejercicio que es sano y ayuda a menguar el peso acumulado en las vacaciones de verano.


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