La rosa perfecta
Solo una rosa me envió desde que nos conocimos.
Supo elegir con mucha ternura el mensajero:
Corazón profundo, puro, con unas gotas de fragancia aún húmedas—
La rosa perfecta.
Así conocí el lenguaje de esa florcita que me decía:
Mis pétalos frágiles atesoran un corazón.
Este amor supo así encontrar su amuleto en
La rosa perfecta.
Me pregunto por qué nadie nunca me envió en cambio
La limusina perfecta. ¿Podrían decírmelo?
Ya sé… está mi suerte echada, y siempre he de recibir solo
La rosa perfecta.
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