El temor a lo desconocido pone a los hombres en una actitud mental favorable a todas las maldades y a todas las violencias. La imaginación del ignorante forja los mitos que lo hacen esclavo, paralizando su voluntad con las cadenas del terror susperticioso. EL hombre turbado por el miedo pierde el deseo de conocer la verdad y poco a poco, intoxicada su fantasía por los errores que ella misma intenta, llega a odiar la verdad.
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