Los charlatanes piensan que son todos de su misma naturaleza y creen que sólo existe aquello de lo que ellos tienen noticia. No advierten, cuando obran de este modo, que ellos conocen mucho menos a sus semejantes de lo que creen, pues los discretos huyen de ellos como del heraldo jonio, que amaba tanto su oficio que incluso anunciaba los secretos de su ciudad a los enemigos.
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