La culebra real de California avanza por Gran Canaria
mientras las termitas hacen lo propio por Tenerife. Dos casos de dos realidades
diferentes pero con efecto negativo en la sociedad. Por una parte el descontrol
legislativo de la venta de mascotas exóticas sin control y por otra la
introducción directa o indirecta de especies foráneas, bien sea animales o
plantas, que luego alteran nuestros ecosistemas para modificarlos o simplemente
anularlos. No entiendo que se permita la venta de animales exóticos por el
antojo de unos pocos cuando el riesgo potencial para el patrimonio natural de
todos es tan cuantioso. Véase las cifras millonarias en la erradicación de la
culebra real sin garantía de éxito en su erradicación. Somos un territorio
frágil así que las administraciones públicas deben velar para que las rutas de
entrada áereas y marítimas sean un verdadero filtro ante especies invasoras.
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