No se puede leer la prensa y
más si hacemos caso de una gran periodista que decía hace poco que un
alto porcentaje de las noticas eran directamente falsas o basadas en una
mínima verdad. Parece una ironía que la campaña
electoral se cuele en la semana santa para mayor sufrimiento de una
ciudadanía desafectada, a veces, con razón de la política. Los
carnavales sí que asoman a esta precampaña electoral para que adivinemos
dónde está el disfraz y donde la verdad o quién tiene
puesta o no la careta de la razón y la coherencia.
Leer cualquier periódico da
pereza. Nos mienten intentando acercarnos a la línea editorial e
ideológica de la cabecera periodística manipulando la información. Y la
televisión va a la par con pseudodebate cuya única
conclusión es que no son debates sino personas que se lanzan gritos
desde sus torres ideológicas.
Quizás tenemos que volver a los
inicios de la democracia dónde te leías el programa de cada opción
política - sin adulteramientos de los medios de comunicación - para
poder decidir el voto.
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