lunes, 29 de junio de 2020

Poesía: Emilia Pardo Bazán


Almas gemelas

Mitades de una gota de rocío
con que el mar, al beberla,
en lo profundo de su seno frío
cuaja una sola perla;
átomos del perfume de la rosa
que el viento mece unido;
notas que vibra el arpa melodiosa
iguales en sonido;
estrellas dobles que en el alto cielo
una órbita describen;
almas gemelas que en el triste suelo
de un pensamiento viven;
esto sin duda son los que se quieren
su fe guardando entera,
y acaso pasarán cuando aquí mueran
a amarse en otra esfera.



viernes, 26 de junio de 2020

Reflexión de viernes


Con esta crisis nuestro vocabulario se ha ampliado con la utilización de vocablos hasta ahora, desconocidos o infrecuentes, como mascarilla, virus, epi, fases, alarma, desescalada, erte, curva, pcr, confinamiento, respirador...y es a propósito de leer una entrevista al psiquiatra Rojas Marcos que me fijé en el poder de las palabras en un entorno de crisis porque decía y con razón que no deberíamos hablar de distanciamiento social sino de distanciamiento físico, por las connotaciones que ello conlleva y porque realmente no estamos distanciados socialmente gracias a las nuevas tecnologías pero sí que debemos estar físicamente separados por cuestiones sanitarias.

Eso me lleva también al vocabulario de guerra que se ha implantado, supongo que no de modo voluntario, en las ruedas de prensa y en las noticias. El vocabulario español es muy rico y lleno de matices que posibilitan que empleemos los términos más aceptados para no alarmar más a la población y suavizar la crisis, con la mente en un futuro inmediato donde habrán nuevas palabras de uso común: solidaridad, crisis, esperanza, adaptación, innovación... si bien me temo que habrá una que no cambie. Los tontos seguirán siendo tontos.


miércoles, 24 de junio de 2020

Fotografía

...Busca lo más vital, no más
Lo que es necesidad, no más
Y olvídate de la preocupación
Tan solo lo muy esencial
Para vivir sin batallar
Y la naturaleza te lo da...

Reflexionar con Pérez Galdós



Extracto del artículo Soñemos, alma, soñemos 

Aprendamos, con lento estudio, a conocer lo que está muerto y lo que está vivo en el alma nuestra, en el alma española. Aprendámoslo aplicando el oído al palpitar de estos enojos que reclaman justicia, equidad, orden, medios de existencia. Apliquemos todos los sentidos a la observación de los estímulos que apenas nacen se convierten en fuerzas, de los desconsuelos que derivan lentamente hacia la esperanza, de la gestación que actúa en los senos del arte, de la industria, de la ciencia... Observemos cómo el pensamiento trata de buscar los resortes rudimentarios de la acción, y cómo la acción tantea su primer gesto, su primer paso.
Al examinar lo que caducó y lo que germina en el alma nuestra, observemos la triste ventaja que da la tradición a las ideas y formas de la vieja España. Las diputamos muertas, y vemos que no acaban de morirse. Las enterramos y se escapan de sus mal cerradas tumbas. Cuando menos se piensa, salen por ahí cadáveres que nos increpan con voz estertorosa, y arremeten con brío y dureza de huesos sin carne contra todo lo que vive, contra lo que quiere vivir: defendámonos. Respetando lo que la tradición tenga de respetable, rechacemos el espíritu mortuorio que en buena parte de la Nación prevalece aún, «dilettantismo» del morir y de toda destrucción. Tengamos propósito firme de adquirir vida robusta y de creer con todo el vigor y salud que podamos. Declaremos que es innoble y fea cosa el vivir con media vida, y procuremos arrojar del alma todo resabio ascético. Ninguna falta nos hacen sufrimientos ni martirios que no vengan de la Naturaleza por ley superior a nuestra voluntad...