Con esta crisis nuestro vocabulario se ha ampliado con
la utilización de vocablos hasta ahora, desconocidos o infrecuentes, como
mascarilla, virus, epi, fases, alarma, desescalada, erte, curva, pcr,
confinamiento, respirador...y es a propósito de leer una entrevista al
psiquiatra Rojas Marcos que me fijé en el poder de las palabras en un entorno
de crisis porque decía y con razón que no deberíamos hablar de distanciamiento
social sino de distanciamiento físico, por las connotaciones que ello conlleva
y porque realmente no estamos distanciados socialmente gracias a las nuevas
tecnologías pero sí que debemos estar físicamente separados por cuestiones
sanitarias.
Eso me lleva también al vocabulario de guerra que se
ha implantado, supongo que no de modo voluntario, en las ruedas de prensa y en
las noticias. El vocabulario español es muy rico y lleno de matices que
posibilitan que empleemos los términos más aceptados para no alarmar más a la
población y suavizar la crisis, con la mente en un futuro inmediato donde
habrán nuevas palabras de uso común: solidaridad, crisis, esperanza,
adaptación, innovación... si bien me temo que habrá una que no cambie. Los
tontos seguirán siendo tontos.
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