En esta crisis sanitaria hemos descubierto profesiones
que, sin ser desconocidas, estaban particularmente escondidas entre la maraña
de las más mediáticas. Así nos hemos dado cuenta de la existencia del personal
médico y de enfermería, pese a los recortes sanitarios de los últimos años; el
personal de los supermercados y los trabajadores del comercio en general o los
que trabajan recogiendo nuestra basura. A otros le hemos puesto en valor como
son los bomberos y las fuerzas y cuerpos de seguridad, incluido los militares.
Otras profesiones han salido a la palestra como
consecuencia de la emergencia sanitaria como son las costureras cosiendo
mascarillas y otro material sanitario, los obreros e ingenieros de las
industrias que han rediseñado su producción para orientarla a la fabricación de
materiales de lucha contra la pandemia y no hay que olvidarse de la comunidad
makerspace que ha puesto a trabajar a las impresoras 3D para la causa común.
Todo mi reconocimiento para todas estas profesiones
que espero que una vez pase el estado de alarma y volvamos a nuestras vidas no
olvidemos y no las cambiemos por unos futbolistas que no sé dónde ni cómo
tributan, en términos generales, u otras profesiones o pseudoprofesiones que al
estar en un objetivo mediático llega de una manera artificial a nuestros ojos
pero que fuera de los focos no son más que un espejismo.
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