Ahora que,
en nuestras Cortes Generales, se debate con controversia el aborto puede que
sea necesario recordar y adaptar a este tiempo las palabras de una mujer
bastante importante en la evolución de la presencia de la mujer en la vida
española: Clara Campoamor.
Me refiero a las palabras del
discurso de la diputada en septiembre de 1931.
Dejad que la mujer se manifieste como es,
para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano; (…) y si
el derecho constituyente, como norma jurídica de los pueblos civilizados, cada
día se aproxima más al concepto de libertad, no nos invoquéis el trasnochado
principio aristotélico de la desigualdad de los seres desiguales (…). Dejad,
además, a la mujer que actúe en Derecho, que será la única forma que se eduque
en él, fueren cuales fueren los tropiezos y vacilaciones que en principio tuviere.
(…) Yo me he regocijado pensando en que esta Constitución
será, por su época y por su espíritu, la mejor, hasta ahora, de las que existen
en el mundo civilizado, la más libre, la más avanzada, y he pensado también en
ella como en aquel decreto del Gobierno provisional que a los quince días de
venir la República hizo más justicia a la mujer que la hicieron veinte siglos
de Monarquía. Pienso que es el primer país latino en que el derecho [de
sufragio] a la mujer va a ser reconocido, en que puede levantarse en una Cámara
latina la voz de una mujer, una voz modesta como ella, pero que nos quiere
traer las auras de la verdad, y me enorgullezco con la idea de que sea mi
España la que alce esa bandera de liberación de la mujer (…). Y yo digo,
señores legisladores: (…) no dejéis que sea otra nación latina la que pueda
poner a la cabeza de su Constitución, en días próximos, la liberación de la
mujer, vuestra compañera.
Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes de la
República Española, sesión celebrada el día 1 de septiembre de 1931.
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