jueves, 30 de junio de 2016

La profesora (Autoría desconocida)

Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo enseña a sus alumnos a la vez que pregunta: “¿A quién le gustaría tener este billete?”. Todos los alumnos levantan la mano.

Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola. Incluso lo rasga un poquito en una esquina. “¿Quién sigue queriéndolo?”. Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.

Finalmente, la profesora tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente, diciendo: “¿Aún queréis este billete?”. Todos los alumnos respondieron que sí.

Entonces la profesora les dijo:
“Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo… todos habéis querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían siendo 20 euros.
Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas que te rechazan y los acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una bola o tirado en el suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu valor no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en los que sientas que estás en tu peor momento, tu valor sigue siendo el mismo, por muy arrugado que estés”.

miércoles, 29 de junio de 2016

Supuesto gobierno Vs Supuestas elecciones

Un día para terminar junio y aproximadamente 20 días para la supuesta investidura de un supuesto presidenciable de un supuesto partido político en una supuesta votación donde se supone que tendrá el supuesto beneplácito de la cámara del Congreso. Si no fuera así y se repitiera votaciones en igual sentido, sin que el supuesto consenso entre partidos fructificara, entonces tendríamos, sin suposiciones, terceras elecciones para navidad y sería la segunda vez que se cuelan en nuestras prenavidades y nos amargan el turrón.

Reconozcamos que hay que tener mucha paciencia y/o una alta dosis de compromiso ideológico para no enviar a toda la clase política a lugares innombrables por educación lingüística y es que España se está reafirmando en que es diferente. A este paso iremos a por el record belga de desgobierno, claro está que ni somos países equiparables ni las circunstancias de ambos casos son iguales, por lo que las consecuencias de una tercera cita electoral serían innegables tanto en los planos socioeconómicos y políticos como en la confianza en las instituciones de una ciudadanía cada vez más cansada. Que no nos engañe las supuestas afinidades ideológicas que si rascamos más allá de los votos, al igual que con las encuestas, nos podremos llevar más de una sorpresa.

 

martes, 28 de junio de 2016

La tortuga en el poste

Un joven está paseando por la plaza de un pueblo y decide tomar un descanso. Se sienta en un banco... al lado hay un señor de cierta edad y, naturalmente, comienzan a conversar sobre el país, el gobierno y finalmente sobre los Legisladores y similares.

El señor le dice al joven:
- "¿Sabe? Los políticos son como una tortuga en un poste.

Después de un breve lapso, el joven responde:
- "No comprendo bien la analogía... ¿Qué significa eso, señor?"

Entonces, el señor le explica:
"Si vas caminando por el campo y ves una tortuga encima de un poste de alambrado haciendo equilibrio, ¿qué se te ocurre?"

Viendo la cara de incomprensión del joven, continúa con su explicación:

- Primero: No entenderás cómo llegó ahí.

- Segundo: No podrás creer que esté ahí.

- Tercero: Sabrás que no pudo haber subido ella solita ahí.

- Cuarto: Estarás seguro que no debería estar ahí.

- Quinto: Serás consciente que no va a hacer nada útil mientras esté ahí.

"Entonces lo único sensato sería ayudarle a bajar".

domingo, 26 de junio de 2016

Del brexit al bregnet


Reino Unido es un ejemplo tipo de cómo las mentiras en una campaña electoral pueden influir en el resultado y arruinar el futuro inmediato de un país o, como en este caso, el de varias generaciones futuras. Ahora que el brexit es ya un hecho irremediable, sus partidarios no titubean al afirmar que mintieron de forma descarada y exageraron las bondades de la salida de la Unión Europea ante el estupor y desasosiego de quienes creyeron tales mentiras y votaron por el brexit que ahora quisieran volver sobre sus pasos para cambiar su voto, lo que ya se conoce como el “bregnet”.

Es complicada una repetición de la jugada y ahora los ingleses tendrán que lidiar con el choque generacional de sus votantes donde el egoísmo de los mayores han hipotecado el futuro de los jóvenes, con la previsible fragmentación del imperio tragándose su flema británica, con los cambios que se producirán en el marco económico y con el señalamiento por parte de Europa de sus propios errores. En especial del ya dimitido Cameron que decidió un referéndum con el único argumento de un interés personal y de partido, sin tener en cuenta las consecuencias para el conjunto de todo el país.

Me viene a la mente el artículo de Luisa del Rosario en el Canarias7 de hoy donde se plantea el doble dilema de la manipulación política por parte de los partidos políticos y la escasa recepción de los discursos complejos por parte de los posibles votantes. Estoy por apuntarme a la solución de la moneda al aire para resolver la situación post-electoral en el caso de repetición de las mismas circunstancias de la última cita electoral.

Es en esa tesitura donde, como dice Arcadi Espada en El Mundo, “Hasta ahora el populismo ha servido para alcanzar el poder, no para ejercerlo”.

España no es Inglaterra, ni siquiera nos jugamos lo mismo…pero consecuencias de un mal resultado para los intereses generales, haberlos, los hay. Que el “brexit” no nos lleve al “bregnet”.

viernes, 24 de junio de 2016

Todos tenemos grietas: un cuento hindú


Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
“Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir”.

El aguador, apesadumbrado, le dijo compasivamente:
“Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.”
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces
“¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.

 

miércoles, 22 de junio de 2016

El agua de mi niñez

 
  
Días pasados estuve en Arucas en el marco de la presentación del Portal del Archivo de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, el cual recomiendo por su interés patrimonial e histórico, y en consonancia con la temática del acto me vinieron a la mente recuerdos de la niñez donde el agua era nexo común.
Las cantoneras como distribuidoras de agua en una red de acequias y los estanques como depósitos de tan preciado líquido eran una constante en un contexto donde la tierra de labranza era un paisaje frecuente, pues todavía la ciudad no había secado con edificaciones en su pujante expansionismo las huertas circundantes a la ciudad ni la ilusión de mejores trabajos había calado todavía entre los agricultores de los campos que rodeaban Telde.
Viviendo frente a explanadas de cultivos en el horizonte y junto a una de las grandes fincas del barrio de El Calero, era comprensible que el agua era un elemento de juego. Todavía puedo recordar las sensaciones infantiles que en mí producían la espera de esa primera agua que venía por la acequia, el roce de mi mano y su peculiar ballet en los remolinos del agua o el correr tras un barco de papel que se deslizaba majestuoso con la corriente hasta perderse en alguno de los túneles donde la acequia se escondía.

 
 
 
 
 
Y si éstas secaban su manantial por acabar las “horas” de riego, siempre se podía trasladar la ilusión a la cantonera donde el agua en reposo dejaba a la vista ranas, renacuajos y toda clase de insectos que convertían el ecosistema cantonero en un universo de estudio para una mente precaria y curiosa.
La hora del riego de los cultivos era también una aventura, ver cómo el agua se iba abriendo camino surco a surco, empapando la tierra a su paso, y siendo moldeada por el sacho y una mano sabia hasta completar el regadío de todos los celemines del plantío. Sin olvidarnos de los días calurosos donde el baño, en aquel momento exento de peligro, era casi obligado en el estanque como piscina particular.
El agua, omnipresente en esta tierra, quizás porque no siempre ha sido un bien generoso que se nos haya dado y que siempre ha sido un elemento de poder por escaso, pero esa es otra historia y ahora sólo quería recordar el agua que viví.
 
Nota:
Cantonera (Gran Canaria): En un sistema de riego, casilla o depósito para recibir agua y distribuirla entre sus propietarios (Academia Canaria de la Lengua)
Acequia: zanja o canal por donde se conducen las aguas para regar y para otros fines (RAE)
Surco: Hendidura que se hace en la tierra con el arado.





sábado, 18 de junio de 2016

Cuento: el árbol triste


Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol 

profundamente triste. El pobre tenía un problema: No sabía quién era. 

Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano: 

- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas. ¿Ves qué fácil es? 

- No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y ¿Ves qué bellas son?.

Y el árbol desesperado intentaba todo lo que le sugerían y, como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. 

Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: 

- No te preocupes, tu problema no es tan grave. Es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas... sé tú mismo, conócete y, para lograrlo, escucha tu voz interior. - Y dicho esto, el búho desapareció. 

- ¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? , se preguntaba el árbol desesperado, cuando, de pronto, comprendió... 

Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole: 

Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble y tu destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... Tienes una misión: cúmplela. 

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado. 

Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz. 

Yo me pregunto al ver a mi alrededor... 

- ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer? 

- ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, sólo dan espinas? 

- ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

miércoles, 15 de junio de 2016

26 años

26 años no son nada y así todo cuántos recuerdos caben en ese periodo. Tengo infinidad de momentos en mi memoria, cientos de experiencias siempre gratificantes que superan con creces momentos más complicados, un mundo de sensaciones donde los sentidos se personifican en un recuerdo en forma de aroma, tacto, vista, oído o gusto.

26 años es el resumen de una pequeña parte de la vida, pero ciertamente que la más apegada a la infancia y la adolescencia y, por tanto, teóricamente más cercana a la paternidad. Dicen que los hijos son un recuerdo entre visitas cuando la edad los aleja del entorno familiar y vuelan solos y libres por esa sociedad que les atrapa. Tengo suerte entonces que mi recuerdo es permanente, que la comunicación es fluida y que las visitas a cuenta de la distancia son lo más numerosas posibles.

26 años podría ser el títuto de mi mejor obra, del motor de vida que supone ser ejemplo y guía de otra persona que te sigue en el tiempo y que heredará los valores que le has inculcado con el matiz de su propia personalidad.
Definitivamente 26 años son buenos años. Soy un padre orgulloso de su hijo, simplemente eso, no esperaba más. Así de simple, así de importante.

Quedan atrás 26 años, algunos más de cuando los dinosaurios dominaban nuestro habitat familiar y las historias y aventuras de unos gigantescos bichos con nombres complicados terminaron por hacerme partícipes de una segunda infancia a través de los bellos ojos de un niño feliz y en esa tesitura escribí estos versos en su momento como nana para los sueños de un gigante: Alejandro.

Duermes

Duermes, y pareces sonreirle
A los dioses de tu infancia
Que se esconden bajo las sábanas
Mientras imaginas dinosaurios
Detrás de cada sueño.

Duermes, acurrucado, solapado
En un tercio de tu cama
Y pareces caer a cada instante
Desde tus pensamientos de infante
Divagando si Pinocho era simulado
O Quasimodo tenía alma.

Duermes, alumbrando la luna
El cristal de tu ventana,
Mis ojos te vigilan
Para que no te pase nada.
Duermes, y en tus sueños
Viajas sin pagar peaje
Cabalgando en un Rex
Que te devuelve al despertar.

Duermes, y mientras tanto,
Todos soñamos contigo,
Soñamos tu sueño para que se agrande
Y te haga sentir la realidad
De la magia que contagia.
Despertamos contigo para revivir
Los instantes supremos
De una realidad desfigurada.

lunes, 13 de junio de 2016

Imaginación Vs. Razón

Cuento del ciempiés
(Jostein Gaarder)

Un admirador se sentó a escribir una carta al ciempiés:

«Ah, inigualable ciempiés», escribió. 
«Soy un devoto admirador de tu maravillosa forma de bailar. Me encantaría aprender tu método. ¿Levantas primero el pie izquierdo n. º 78 y luego el pie derecho n. º 47? ¿O empiezas el baile levantando el pie izquierdo n. º 23 antes de levantar el pie derecho n. º 18? Espero tu contestación con mucha ilusión. Atentamente, el Sapo»

–Cuando el ciempiés recibió la carta se puso inmediatamente a pensar en qué era lo que realmente hacía cuando bailaba.

¿Cuál era el primer pie que movía? ¿Y cuál era el siguiente? ¿Qué crees que pasó?

–Creo que el ciempiés no volvió a bailar jamás. 

Sí, así acabó el cuento. Eso pasa cuando la imaginación es ahogada por la reflexión de la razón.

 

viernes, 3 de junio de 2016

Cuento zen: el valor de las cosas

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

miércoles, 1 de junio de 2016

Fotografía

Como una gota cuando cae en el estanque y genera círculos concéntricos invadiendo toda la superficie...