Un día para terminar junio y aproximadamente 20 días para la supuesta investidura de un supuesto presidenciable de un supuesto partido político en una supuesta votación donde se supone que tendrá el supuesto beneplácito de la cámara del Congreso. Si no fuera así y se repitiera votaciones en igual sentido, sin que el supuesto consenso entre partidos fructificara, entonces tendríamos, sin suposiciones, terceras elecciones para navidad y sería la segunda vez que se cuelan en nuestras prenavidades y nos amargan el turrón.
Reconozcamos que hay que tener mucha paciencia y/o una alta dosis de compromiso ideológico para no enviar a toda la clase política a lugares innombrables por educación lingüística y es que España se está reafirmando en que es diferente. A este paso iremos a por el record belga de desgobierno, claro está que ni somos países equiparables ni las circunstancias de ambos casos son iguales, por lo que las consecuencias de una tercera cita electoral serían innegables tanto en los planos socioeconómicos y políticos como en la confianza en las instituciones de una ciudadanía cada vez más cansada. Que no nos engañe las supuestas afinidades ideológicas que si rascamos más allá de los votos, al igual que con las encuestas, nos podremos llevar más de una sorpresa.
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