domingo, 26 de junio de 2016

Del brexit al bregnet


Reino Unido es un ejemplo tipo de cómo las mentiras en una campaña electoral pueden influir en el resultado y arruinar el futuro inmediato de un país o, como en este caso, el de varias generaciones futuras. Ahora que el brexit es ya un hecho irremediable, sus partidarios no titubean al afirmar que mintieron de forma descarada y exageraron las bondades de la salida de la Unión Europea ante el estupor y desasosiego de quienes creyeron tales mentiras y votaron por el brexit que ahora quisieran volver sobre sus pasos para cambiar su voto, lo que ya se conoce como el “bregnet”.

Es complicada una repetición de la jugada y ahora los ingleses tendrán que lidiar con el choque generacional de sus votantes donde el egoísmo de los mayores han hipotecado el futuro de los jóvenes, con la previsible fragmentación del imperio tragándose su flema británica, con los cambios que se producirán en el marco económico y con el señalamiento por parte de Europa de sus propios errores. En especial del ya dimitido Cameron que decidió un referéndum con el único argumento de un interés personal y de partido, sin tener en cuenta las consecuencias para el conjunto de todo el país.

Me viene a la mente el artículo de Luisa del Rosario en el Canarias7 de hoy donde se plantea el doble dilema de la manipulación política por parte de los partidos políticos y la escasa recepción de los discursos complejos por parte de los posibles votantes. Estoy por apuntarme a la solución de la moneda al aire para resolver la situación post-electoral en el caso de repetición de las mismas circunstancias de la última cita electoral.

Es en esa tesitura donde, como dice Arcadi Espada en El Mundo, “Hasta ahora el populismo ha servido para alcanzar el poder, no para ejercerlo”.

España no es Inglaterra, ni siquiera nos jugamos lo mismo…pero consecuencias de un mal resultado para los intereses generales, haberlos, los hay. Que el “brexit” no nos lleve al “bregnet”.

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