Días pasados estuve en Arucas en
el marco de la presentación del Portal del Archivo de la Heredad de Aguas de
Arucas y Firgas, el cual recomiendo por su interés patrimonial e histórico, y
en consonancia con la temática del acto me vinieron a la mente recuerdos de la
niñez donde el agua era nexo común.
Las cantoneras como
distribuidoras de agua en una red de acequias y los estanques como depósitos de
tan preciado líquido eran una constante en un contexto donde la tierra de
labranza era un paisaje frecuente, pues todavía la ciudad no había secado con
edificaciones en su pujante expansionismo las huertas circundantes a la ciudad
ni la ilusión de mejores trabajos había calado todavía entre los agricultores
de los campos que rodeaban Telde.
Viviendo frente a explanadas de
cultivos en el horizonte y junto a una de las grandes fincas del barrio de El
Calero, era comprensible que el agua era un elemento de juego. Todavía puedo
recordar las sensaciones infantiles que en mí producían la espera de esa
primera agua que venía por la acequia, el roce de mi mano y su peculiar ballet
en los remolinos del agua o el correr tras un barco de papel que se deslizaba
majestuoso con la corriente hasta perderse en alguno de los túneles donde la
acequia se escondía.
Y si éstas secaban su manantial
por acabar las “horas” de riego, siempre se podía trasladar la ilusión a la
cantonera donde el agua en reposo dejaba a la vista ranas, renacuajos y toda
clase de insectos que convertían el ecosistema cantonero en un universo de
estudio para una mente precaria y curiosa.
La hora del riego de los cultivos
era también una aventura, ver cómo el agua se iba abriendo camino surco a
surco, empapando la tierra a su paso, y siendo moldeada por el sacho y una mano
sabia hasta completar el regadío de todos los celemines del plantío. Sin
olvidarnos de los días calurosos donde el baño, en aquel momento exento de
peligro, era casi obligado en el estanque como piscina particular.
El agua, omnipresente en esta
tierra, quizás porque no siempre ha sido un bien generoso que se nos haya dado
y que siempre ha sido un elemento de poder por escaso, pero esa es otra
historia y ahora sólo quería recordar el agua que viví.
Nota:
Cantonera (Gran Canaria): En un sistema de riego, casilla o
depósito para recibir agua y distribuirla entre sus propietarios (Academia
Canaria de la Lengua)
Acequia: zanja o canal por donde se conducen las aguas para
regar y para otros fines (RAE)
Surco: Hendidura que se hace en la tierra con el arado.
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