sábado, 30 de mayo de 2020
viernes, 29 de mayo de 2020
Reflexión de viernes
El problema es que aunque sean menos los irresponsables, su actitud puede afectar y mucho a la mayoría social responsable. No creo que seamos conscientes de nuestra realidad actual y la inmediata en un futuro a corto y medio plazo hasta la vacuna definitiva. Tenemos que convivir con este virus durante un tiempo, que salgamos a la calle no significa que todo esté bien, sino que nuestro sistema sanitario está preparado para asumir el coste de los posibles rebrotes, fruto de nuestras propias actuaciones y actitudes.
Así que si no queremos volver atrás al confinamiento...seamos dignos de llamarnos seres humanos y con la racionalidad que se nos presupone.
miércoles, 27 de mayo de 2020
Relato: Walt Witman
CUANDO LEÍ EL LIBRO
Cuando leí el libro, la biografía célebre,
¿Es esto, me dije, lo que el autor llama la vida de un hombre?
¿Y alguno, cuando yo haya muerto y me haya ido, escribirá así mi vida?
(Como si algún hombre conociera realmente algo de mi vida,
si yo mismo a menudo pienso que sé muy poco, o nada, de mi vida verdadera,
Sólo algunas insinuaciones, algunos indicios difusos e indirectos,
Que quiero descubrirlos aquí para mi provecho.)
lunes, 25 de mayo de 2020
Frases: Herman Melville
Permítanos hablar, aunque mostremos todos nuestros defectos y debilidades: porque ser consciente de ello y no esconderlo es una señal de fortaleza.
domingo, 24 de mayo de 2020
Recordando del blog
sábado, 23 de mayo de 2020
viernes, 22 de mayo de 2020
Reflexión de viernes
miércoles, 20 de mayo de 2020
Cumpleaños
lunes, 18 de mayo de 2020
Poesía: Pascual Antonio Beño
domingo, 17 de mayo de 2020
viernes, 15 de mayo de 2020
Reflexión de viernes
Nos lanzamos a la desescalada (ya podrían haber buscado otra palabra más bella y optimista) en una espiral de probabilidades por saber. Nos adentramos en un mundo desconocido, aunque ya habíamos estado viviendo en el mismo, porque las certezas son más bien pocas y las dudas, por no tener base científica, son muchas.
La ciencia nos dice, por ejemplo, que es altamente improbable que el virus pase a nuestras mascotas y de éstas a los humanos (aunque haya algunas mascotas infectadas) o que es improbable que el agua pueda ser transmisora por lo que podremos ir a la playa. Confío en la ciencia, pero lo de usar la improbabilidad en vez de la certeza es lo que provoca una cierta prevención racional por cuánto nos encontramos ante un virus desconocido que todavía es objeto de análisis científico.
Resulta además preocupante que en un mundo tecnológico donde la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, un virus imperceptible por su tamaño y visibilidad tenga en jaque a toda la humanidad que no estoy seguro que no lo viera venir, más bien en su orgullosa prepotencia no le dio importancia.
Así pues, aquí estamos, dando pasos temerosos hacia adelante con la esperanza en el futuro, el miedo a la irresponsabilidad de muchos de nuestros congéneres y el temor a desandar nuestro camino.
…pero saldremos adelante, siempre lo hacemos, con ilusión y sacrificio. No nos queda otra.
miércoles, 13 de mayo de 2020
Cuento: Tagore
Madre, figúrate que vamos de viaje, que atravesamos un país extraño y peligroso.
Yo monto un caballo rubio al lado de tu palanquín.
El sol se pone; anochece. El desierto de Joradoghi, gris y desolado, se extiende ante nosotros.
El miedo se apodera de ti y piensas: ‘¿Dónde estamos?’
Pero yo te digo: ‘No temas, madre’.
La tierra está erizada de cardos y la cruza un estrecho sendero.
Todos los rebaños han vuelto ya a los establos de los pueblos y en la vasta extensión no se ve ningún ser viviente.
La oscuridad crece, el campo y el cielo se borran y ya no podemos distinguir nuestro camino.
De pronto, me llamas y me dices al oído: ‘¿Qué es aquella luz, allí, junto a la orilla?’ Se oye entonces un terrible alarido y las sombras se acercan corriendo hacia nosotros.
Tú te acurrucas en tu palanquín e invocas a los dioses.
Los portadores, temblando de espanto, se esconden en las zarzas.
Pero yo te grito: ‘¡No tengas miedo, madre, que yo estoy aquí!’ Armados con largos bastones, los cabellos al viento, los bandidos se acercan.
Yo les advierto: ‘¡Deténganse, malvados! ¡Un paso más y son muertos!’
Sus alaridos arrecian y se lanzan sobre nosotros.
Tú coges mis manos y me dices: ‘¡Hijo mío, te lo suplico, escapa de ellos!’
Y yo contesto: ‘Madre, vas a ver lo que hago’.
Entonces espoleo a mi caballo y lo lanzo al galope. Mi espada y mi escudo entrechocan ruidosamente.
La lucha es tan terrible, madre, que morirías de terror si pudieras verla desde tu palanquín.
Muchos huyen, muchos más son despedazados.
Tú, inmóvil y sola, piensas sin duda: ‘Mi hijo habrá muerto ya’.
Pero yo llego, bañado en sangre, y te digo: ‘Madre, la lucha ha terminado’.
Tú desciendes del palanquín, me besas, y estrechándome contra tu corazón me dices: ‘¿Qué habría sido de mí si mi hijo no me hubiera escoltado?’
Cada día suceden mil cosas inútiles. ¿Por qué no ha de ser posible que ocurra una aventura semejante? Sería como un cuento de los libros.
Mi hermano diría: ‘¿Es posible? ¡Siempre lo tuve por tan poca cosa!’
Y la gente del pueblo proclamaría: ‘¡Qué suerte la de la madre al tener a su hijo a su lado!’
martes, 12 de mayo de 2020
lunes, 11 de mayo de 2020
Reflexionar con Esopo
sábado, 9 de mayo de 2020
viernes, 8 de mayo de 2020
Reflexión de viernes
miércoles, 6 de mayo de 2020
Cuento: Álvaro Mutis
Soledad
En mitad de la selva, en la más oscura noche de los grandes árboles, rodeado del húmedo silencio esparcido por las vastas hojas del banano silvestre, conoció el Gaviero el miedo de sus miserias más secretas, el pavor de un gran vacío que le acechaba tras sus años llenos de historias y de paisajes. Toda la noche permaneció el Gaviero en dolorosa vigilia, esperando, temiendo el derrumbe de su ser, su naufragio en las girantes aguas de la demencia. De estas amargas horas de insomnio le quedó al Gaviero una secreta herida de la que manaba en ocasiones la tenue linfa de un miedo secreto e innombrable.
La algarabía de las cacatúas que cruzaban en bandadas la rosada extensión del alba, lo devolvió al mundo de sus semejantes y tornó a poner en sus manos las usuales herramientas del hombre. Ni el amor, ni la desdicha, ni la esperanza, ni la ira volvieron a ser los mismos para él después de su aterradora vigilia en la mojada y nocturna soledad de la selva.
lunes, 4 de mayo de 2020
Frases: Goethe
Si los hombres, una vez que han hallado la verdad, no volviesen a retorcerla, me daría por satisfecho.
domingo, 3 de mayo de 2020
un recuerdo para mi Madre
No te avergüences de llorar; tienes derecho a llorar. Las lágrimas son sólo agua, las flores, los árboles y las frutas no pueden crecer sin agua. Pero también debe haber luz solar. Un corazón herido sanará en el tiempo y cuando lo hace, la memoria y el amor de nuestros perdidos serán sellados en nuestro interior para confortarnos.
( Brian Jacques )