viernes, 29 de mayo de 2020

Reflexión de viernes

Dicen los escaladores de montaña que allá arriba, en plena subida, es necesario tener la cabeza fría y actuar con responsabilidad porque te puedes encontrar en una situación donde la simple subsistencia hace aconsejable la bajada al campo base. Con este símil quiero lanzar una reflexión sobre nuestra desescalada particular en esta pandemia y si estamos haciendo galas de responsabilidad en nuestras actuaciones porque no sé si es que los casos negativos son más detectables, y no son la mayoría, pero cuando salgo a la calle no paro de ver situaciones peligrosas, al igual que las imágenes que vemos en televisión.

El problema es que aunque sean menos los irresponsables, su actitud puede afectar y mucho a la mayoría social responsable. No creo que seamos conscientes de nuestra realidad actual y la inmediata en un futuro a corto y medio plazo hasta la vacuna definitiva. Tenemos que convivir con este virus durante un tiempo, que salgamos a la calle no significa que todo esté bien, sino que nuestro sistema sanitario está preparado para asumir el coste de los posibles rebrotes, fruto de nuestras propias actuaciones y actitudes.

Así que si no queremos volver atrás al confinamiento...seamos dignos de llamarnos seres humanos y con la racionalidad que se nos presupone.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Relato: Walt Witman

CUANDO LEÍ EL LIBRO

Cuando leí el libro, la biografía célebre,

¿Es esto, me dije, lo que el autor llama la vida de un hombre?

¿Y alguno, cuando yo haya muerto y me haya ido, escribirá así mi vida?

(Como si algún hombre conociera realmente algo de mi vida,

si yo mismo a menudo pienso que sé muy poco, o nada, de mi vida verdadera,

Sólo algunas insinuaciones, algunos indicios difusos e indirectos,

Que quiero descubrirlos aquí para mi provecho.)


lunes, 25 de mayo de 2020

Frases: Herman Melville

Permítanos hablar, aunque mostremos todos nuestros defectos y debilidades: porque ser consciente de ello y no esconderlo es una señal de fortaleza.



domingo, 24 de mayo de 2020

Recordando del blog

Los taburetes de los últimos bares de la madrugada eran demasiado altos para él, trás aquellas copas que nunca debió tomar, así que encaminó sus pasos, no siempre en línea recta, hacia ningún lugar, buscando que el destino lo llevara lejos, de todo y de todos.
Mientras caminaba, junto a los escaparates navideños de la ciudad, se vió reflejado en uno de ellos y no pudo menos que sonreir tristemente recordando quién era años atrás, cuando todavía el hombre que habitaba en su cuerpo luchaba por sobrevivir en una realidad cambiante. ¡ Qué lejos esa imagen que se le venía a la memoria de la actual !  Ahora, ni siquiera sabía si podía articular palabra sin errar, pues el silencio había invadido cada instante de su vida.
El idioma no era indispensable en la calle, donde la soledad le había acostumbrado a callar, a seguir un ritual de gestos y mímica que le permitían seguir en su buscado silencio; para qué molestarse en hablar sin nadie te escucha  - pensaba para sí mismo – porque pensar era su pasatiempo preferido y el que le permitía realizar todos esos sueños escondidos en su interior, el que hacía posible que, aunque sea por momentos, pudiera encauzar su vida, cambiarla a su antojo. Era tan fácil hilvanar uno mismo su propia existencia como si de una película se tratara, pero hasta los pensamientos tienen un final y siempre había que volver al mundo real que le cobijaba, aquel  en el que vivía para suerte suya, aunque ya lo dudara,y para desgracia de los demás como siempre había supuesto.
Había tenido un nombre en su momento pero no lo recordaba aunque aquellas pocas personas que le conocían: la vieja ramera del bar que frecuentaba cuando los institos aparecían, el cocinero del albergue donde, en ocasiones, le daban algo de comida y aquellos vagabundos con los que se cruzaba en las noches oscuras; esa gente le llamaban Noha, en un bautizo pagano con las primeras sílabas de dos palabras que le dedicaban cuando lo veían: “No habla”
De todas maneras, era un nombre ficticio que solo servía de referencia a quienes así lo llamaban, pues el nunca contestó a ese ni a ningún otro. Siempre hizo caso omiso a los demás , por lo menos, desde aquel recuerdo que le taladraba la mente en las frias horas de la madrugada. Ni siquiera cuando el raciocinio que le quedaba se afanaba en hacerle comprender la lógica de una huida al infinito – había mil maneras de saltar en marcha de este tren vital – hacía caso a tales sugerencias; es más, se aferraba con más fuerza a la agonía lenta de la vida como si sintiera en su interior que debía pagar por un error pasado.
Sólo el mar y el cielo podían vanagloriarse de ser sus interlocutores porque en su inmensidad no necesitaban de las palabras para expresar sentiemientos y emociones, porque podía conectar con ellos en su corazón silente sin que nadie turbara la paz de esa comunicación, salvo el rumor de las olas o la lluvia empapando su cuerpo.
El contínuo embate, duro y sin complicaciones, del devenir diario terminó por ahogar el pequeño grito de esperanza que parecía surgir de aquel corazón solitario, fue como un caminar hacia un triste final conocido de antemano. Prefirió morir poco a poco, dejando retazos de su alma en cada lugar, en cada esquina, en cada día arrancado al destino.
Nadie lo vió partir hacia la arena. Nadie lo vió llorar junto al agua, mezclando sus lágrimas con la mar salada que le acariciaba. Nadie pudo ver la foto amarillenta que escondía en su mano cerrada. Nadie sintió el dolor de su pecho al recordar. Nadie lo vió morir, ni siquiera él se dio cuenta.
Paradojas del destino. El, que vivió en el más absoluto anonimato, salía en la prensa al día siguiente con una foto reclamando su conocimiento. Nadie llamó, nadie lo conocía, nadie lo recuerda y, sin embargo,alguien le llora, empapando el periódico con lágrimas resecas dedicándole, a su pesar, un último pensamiento.
Noha ya no existe. Hace tiempo que no existía…nadie lo conocía ya. Sólo ella porque, aunque en un tiempo lejano, ella le amó.

viernes, 22 de mayo de 2020

Reflexión de viernes

Ahora que están los centros comerciales con la puerta cerrada aprovechamos para potenciar el "kilómetro cero" en nuestro consumo y las fruterías, panaderías y otros establecimientos del barrio y de cercanías aprovechan para salir a flote en esta crisis, no sé si por la necesidad coyuntural o por el compromiso con este tipo de comercio. Al menos, en mi caso, me comprometo a equilibrar más la balanza del consumo y comprar como ya hago muchos productos en las tiendas de mi lugar de residencia y pueden ser bastantes; desde la fruta y la verdura, al pan, los artículos de ferretería y bazar, la prensa o el menaje y ropa....

La crisis económica que viene tenemos que sacarla en adelante entre todos y en una economía circular será más fácil. Volveremos a las grandes superficies a realizar nuestras compras pero con otra óptica y dejando muchos productos para la cercanía a nuestras casas e incluso cuando vayamos a una cafetería o un restaurante, seguro que de vez en cuando podemos ir a uno cercano que nos ahorraría coger el coche.

El kilómetro cero salvará muchas economías y no los podemos olvidar una vez la escalada sea más avanzada y los centros comerciales vuelvan a la rutina. El margen de supervivencia entre unos y otros no es el mismo. Recordemos ésto dentro de unos días.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Cumpleaños

Katharine Hepburn decía que "Cuanto más se envejece más se parece la tarta de cumpleaños a un desfile de antorchas" y es por eso que no pongo velas en mi tarta  ni siquiera dos velas con dos números porque la edad numérica es algo relativo que localizamos en un guarismo al que vamos sumando unidades.

Cumplir años es algo más profundo, es el recordatorio de un paso más en el camino como esos postes que en la carretera te anuncia cada kilómetro recorrido. 

El destino ya lo tenemos marcado y sabemos poco del camino, así que más que celebrar cada hito del mismo bien haríamos en celebrar el propio camino, cada paso, cada kilómetro porque la esencia de la vida reside en la propia existencia. 

lunes, 18 de mayo de 2020

Poesía: Pascual Antonio Beño

Dichosos

Dichosos los que nunca se sintieron
huérfanos de amores y hambrientos de justicia,
los que jamás sufrieron tristeza en su infancia,
amargura en la adolescencia,
desesperación después y siempre.

Dichosos los que sólo pensaron en sí mismos,
los que nunca padecieron por los demás,
los que con todo se conformaron,
incapaces de usar su propia razón.

Dichosos los que vivieron siempre
de espaldas a la belleza que hiere,
a la duda que destroza,
a la infidelidad que deforma.

Dichosos los zánganos, las obreras
de la gran colmena existencial.

Aquellos para los que Beethoven
es como un pequeño suplicio,
la poesía cosa de anormales,
la solidaridad inútil,
el amor ganas de perder el tiempo.

Dichosos —a veces los envidio—
aquellos que nunca salieron de su barrio,
de su ciudad pequeña,
de su mundo sencillo y fácil,
siquiera fuese con el pensamiento;
los que nunca sufrieron cáncer en el alma.

Dichosos los hombres de feliz infancia,
de adolescencia sin amores desesperados,
de juventud sin inquietudes, salvo
el partido de fútbol del domingo,
la quiniela del martes
y la cuenta bancaria ambicionada.

Dichosos los que nunca sintieron
la tentación del suicidio,
ni el amor sin límites,
ni el perfecto sentido de lo ilógico,
ni las náuseas existenciales,
ni el mensaje de un torso de Fidias,
de un ramo de violetas,
de una calavera inexpresiva,
del embrión que late hacia la vida,
de la nave que surca los espacios,
de un poema de Rilke acaso.

Dichosos, sí, dichosos y malaventurados.

viernes, 15 de mayo de 2020

Reflexión de viernes

Nos lanzamos a la desescalada (ya podrían haber buscado otra palabra más bella y optimista) en una espiral de probabilidades por saber. Nos adentramos en un mundo desconocido, aunque ya habíamos estado viviendo en el mismo, porque las certezas son más bien pocas y las dudas, por no tener base científica, son muchas.

La ciencia nos dice, por ejemplo, que es altamente improbable que el virus pase a nuestras mascotas y de éstas a los humanos (aunque haya algunas mascotas infectadas) o que es improbable que el agua pueda ser transmisora por lo que podremos ir a la playa. Confío en la ciencia, pero lo de usar la improbabilidad en vez de la certeza es lo que provoca una cierta prevención racional por cuánto nos encontramos ante un virus desconocido que todavía es objeto de análisis científico.

Resulta además preocupante que en un mundo tecnológico donde la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, un virus imperceptible por su tamaño y visibilidad tenga en jaque a toda la humanidad que no estoy seguro que no lo viera venir, más bien en su orgullosa prepotencia no le dio importancia.

Así pues, aquí estamos, dando pasos temerosos hacia adelante con la esperanza en el futuro, el miedo a la irresponsabilidad de muchos de nuestros congéneres y el temor a desandar nuestro camino.

…pero saldremos adelante, siempre lo hacemos, con ilusión y sacrificio. No nos queda otra. 



miércoles, 13 de mayo de 2020

Cuento: Tagore

El héroe

Madre, figúrate que vamos de viaje, que atravesamos un país extraño y peligroso.

Yo monto un caballo rubio al lado de tu palanquín.

El sol se pone; anochece. El desierto de Joradoghi, gris y desolado, se extiende ante nosotros.

El miedo se apodera de ti y piensas: ‘¿Dónde estamos?’

Pero yo te digo: ‘No temas, madre’.

La tierra está erizada de cardos y la cruza un estrecho sendero.

Todos los rebaños han vuelto ya a los establos de los pueblos y en la vasta extensión no se ve ningún ser viviente.

La oscuridad crece, el campo y el cielo se borran y ya no podemos distinguir nuestro camino.

De pronto, me llamas y me dices al oído: ‘¿Qué es aquella luz, allí, junto a la orilla?’ Se oye entonces un terrible alarido y las sombras se acercan corriendo hacia nosotros.

Tú te acurrucas en tu palanquín e invocas a los dioses.

Los portadores, temblando de espanto, se esconden en las zarzas.

Pero yo te grito: ‘¡No tengas miedo, madre, que yo estoy aquí!’ Armados con largos bastones, los cabellos al viento, los bandidos se acercan.

Yo les advierto: ‘¡Deténganse, malvados! ¡Un paso más y son muertos!’

Sus alaridos arrecian y se lanzan sobre nosotros.

Tú coges mis manos y me dices: ‘¡Hijo mío, te lo suplico, escapa de ellos!’

Y yo contesto: ‘Madre, vas a ver lo que hago’.

Entonces espoleo a mi caballo y lo lanzo al galope. Mi espada y mi escudo entrechocan ruidosamente.

La lucha es tan terrible, madre, que morirías de terror si pudieras verla desde tu palanquín.

Muchos huyen, muchos más son despedazados.

Tú, inmóvil y sola, piensas sin duda: ‘Mi hijo habrá muerto ya’.

Pero yo llego, bañado en sangre, y te digo: ‘Madre, la lucha ha terminado’.

Tú desciendes del palanquín, me besas, y estrechándome contra tu corazón me dices: ‘¿Qué habría sido de mí si mi hijo no me hubiera escoltado?’

Cada día suceden mil cosas inútiles. ¿Por qué no ha de ser posible que ocurra una aventura semejante? Sería como un cuento de los libros.

Mi hermano diría: ‘¿Es posible? ¡Siempre lo tuve por tan poca cosa!’

Y la gente del pueblo proclamaría: ‘¡Qué suerte la de la madre al tener a su hijo a su lado!’




lunes, 11 de mayo de 2020

Reflexionar con Esopo

El cuento del adivino

Instalado en la plaza pública, un adivino se entregaba a su oficio. De repente se le acercó un vecino, anunciándole que las puertas de su casa estaban abiertas y que habían robado todo lo que había en su interior.

El adivino levantose de un salto y salió corriendo hacia su casa, desencajado y suspirando, para ver lo que había sucedido.

Uno de los que allí se encontraban, viéndole correr le dijo:

–Oye, amigo, tú que te vanaglorias de prever lo que ocurrirá a los otros, ¿por qué no has previsto lo que te sucedería a ti?

El adivino no supo qué responder.

      ( Esopo)

viernes, 8 de mayo de 2020

Reflexión de viernes

El virus nos paró en seco en nuestra rutilante vida y ahora parece que, al margen de la triste estridencia de la muerte en su conteo diario, una aureola de solidaridad, afecto y buena voluntad impregna el aire y, en ocasiones, hasta me lo creo. Pero pasará el estado de alarma, volveremos a las calles que disfrutamos una vez, retornaremos a nuestros trabajos, nos encontraremos con circunstancias personales y sociales imprevistas y complicadas, abandonaremos los balcones y sus aplausos, se difuminará el autobombo publicitario de las marcas, se arrugarán las pancartas anunciados héroes desde las ventanas...y entonces, llegado el momento crucial de la unidad colectiva y social frente a la crisis que nos espera, podremos ver si aquellos deseos que veíamos en el desierto atravesado eran realidades o simplemente espejismos.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Cuento: Álvaro Mutis

Soledad

En mitad de la selva, en la más oscura noche de los grandes árboles, rodeado del húmedo silencio esparcido por las vastas hojas del banano silvestre, conoció el Gaviero el miedo de sus miserias más secretas, el pavor de un gran vacío que le acechaba tras sus años llenos de historias y de paisajes. Toda la noche permaneció el Gaviero en dolorosa vigilia, esperando, temiendo el derrumbe de su ser, su naufragio en las girantes aguas de la demencia. De estas amargas horas de insomnio le quedó al Gaviero una secreta herida de la que manaba en ocasiones la tenue linfa de un miedo secreto e innombrable. 

La algarabía de las cacatúas que cruzaban en bandadas la rosada extensión del alba, lo devolvió al mundo de sus semejantes y tornó a poner en sus manos las usuales herramientas del hombre. Ni el amor, ni la desdicha, ni la esperanza, ni la ira volvieron a ser los mismos para él después de su aterradora vigilia en la mojada y nocturna soledad de la selva.


lunes, 4 de mayo de 2020

Frases: Goethe

Si los hombres, una vez que han hallado la verdad, no volviesen a retorcerla, me daría por satisfecho.


domingo, 3 de mayo de 2020

un recuerdo para mi Madre

Siempre estás conmigo pero en este confinamiento, ahora más que nunca, has sido mi única compañía. 
____________________________

No te avergüences de llorar; tienes derecho a llorar. Las lágrimas son sólo agua, las flores, los árboles y las frutas no pueden crecer sin agua. Pero también debe haber luz solar. Un corazón herido sanará en el tiempo y cuando lo hace, la memoria y el amor de nuestros perdidos serán sellados en nuestro interior para confortarnos.

( Brian Jacques )

sábado, 2 de mayo de 2020

Poesía: Emilio Bobadilla

Mayo catastrófico

¡Mayo! ¿Esto es Mayo? ¿Dónde está su brillo?
¿Y dónde su fragancia? La ventisca
ha tornado lo verde en amarillo
y dado al campo una expresión arisca.

El desconcierto añade de su odio
al desconcierto natural el hombre
y no parece el mundo sino brodio
de locura y catástrofes sin nombre.

¡Oh días tenebrosos, días aciagos
de indescriptibles, punzadores dramas,
de heroicas cobardías y de estragos!

¿En dónde refugiarse? ¡El cielo en guerra,
epiléptico el mar, el aire en llamas
y en fragorosa convulsión la tierra!

viernes, 1 de mayo de 2020

Reflexión de viernes

Una mayoría está harta de estar encerrada en casa en un confinamiento obligatorio y responsable como consecuencia de una pandemia, pero ansía ese momento en que, aunque sea de forma escalonada, se pueda traspasar las fronteras de la puerta de casa para redescubrir la libertad de la calle. Y podría estar de acuerdo, si bien no he llevado nada mal mi voluntario y obligatorio encierro, pero seamos realistas...el mundo ha cambiado en nuestra ausencia y las calles no son las que eran, los lugares de trabajo han mutado, los protocolos sociales son radicalmente diferentes, las pautas de comportamiento han cambiado.

Las colas en el supermercado serán obligatorias, la distancia social permanecerá durante un largo periodo de tiempo, los abrazos y besos seguirán siendo imposibles, las relaciones laborales serán distantes físicamente, más de dos personas será multitud, la mascarilla nos acompañará en nuestro atuendo, la vida social estará muy limitada porque los restaurantes, bares y locales de ocio tendrán que transformarse y así una relación de conceptos y protocolos que habrán variado en nuestra ausencia.

No es que sea malo, simplemente es diferente. Será nuestra realidad diaria hasta que llegue la ansiada vacuna. Y tendremos que vivir con ello como si estuviéramos inmersos en una película de ciencia ficción de un domingo por la tarde. Y entonces, quizás pensemos en el hogar y en la familia y que quizás tampoco estábamos tan mal, que descubríamos hobbys, personas, lecturas, músicas y películas en un espacio físico más corto pero con un horizonte más grande que el que esperábamos encontrar fuera.