viernes, 15 de mayo de 2020

Reflexión de viernes

Nos lanzamos a la desescalada (ya podrían haber buscado otra palabra más bella y optimista) en una espiral de probabilidades por saber. Nos adentramos en un mundo desconocido, aunque ya habíamos estado viviendo en el mismo, porque las certezas son más bien pocas y las dudas, por no tener base científica, son muchas.

La ciencia nos dice, por ejemplo, que es altamente improbable que el virus pase a nuestras mascotas y de éstas a los humanos (aunque haya algunas mascotas infectadas) o que es improbable que el agua pueda ser transmisora por lo que podremos ir a la playa. Confío en la ciencia, pero lo de usar la improbabilidad en vez de la certeza es lo que provoca una cierta prevención racional por cuánto nos encontramos ante un virus desconocido que todavía es objeto de análisis científico.

Resulta además preocupante que en un mundo tecnológico donde la ciencia ha avanzado a pasos agigantados, un virus imperceptible por su tamaño y visibilidad tenga en jaque a toda la humanidad que no estoy seguro que no lo viera venir, más bien en su orgullosa prepotencia no le dio importancia.

Así pues, aquí estamos, dando pasos temerosos hacia adelante con la esperanza en el futuro, el miedo a la irresponsabilidad de muchos de nuestros congéneres y el temor a desandar nuestro camino.

…pero saldremos adelante, siempre lo hacemos, con ilusión y sacrificio. No nos queda otra. 



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