Reflexión
Un
grupo de comerciantes hablaba sobre el alcalde de la ciudad, que acababa de
morir.
—Nunca
hemos tenido un hombre tan corrupto y codicioso —dijo uno—. Si ha ido al
paraíso, me divorciaré de mi joven y hermosa mujer y dejaré la ciudad.
—Dios
actúa de forma misteriosa —dijo otro—. El alcalde puede perfectamente haber
hecho borrón y cuenta nueva, y haber sido aceptado en el Paraíso.
—Nasrudín
—dijo un tercero—, tú pretendes tener todas las respuestas. ¿El alcalde ha ido
al cielo o el infierno?
Tras
unos breves momentos de reflexión, el mulá contestó:
—Ningún
hombre puede saber cómo toma el Todopoderoso esas decisiones. El alcalde puede
estar sentado en el Paraíso mientras nosotros hablamos.
Los
comerciantes asintieron y miraron con expectación al que había prometido
abandonar la ciudad.
—Pero
—continuó Nasrudín—, si Alá es lo bastante magnánimo para perdonar al alcalde
por las atrocidades que cometió mientras vivía, sin duda perdonará unas pocas
promesas precipitadas hechas aquí por nuestro amigo y le permitirá permanecer
con su nueva esposa.
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