El ambiente político en España está en plena ebullición,
caldo de cultivo idóneo para que la mentira y la verdad jueguen al escondite
entre tanta confusión. Las medias verdades y las medias mentiras se usan como
punta de lanza cuando no son otra cosa que un boomerang que terminará por
volver al punto de partida. El coste que supondrá para todos los actores de
este teatro o vodevil en que se ha convertido la política española lo veremos a
medio plazo. Por lo pronto tenemos gobierno, y eso ya es un logro y, mientras
tanto, no confundamos la legalidad con nuestras preferencias ideológicas y
mejor tragar algún sapo que tenernos que atragantar luego con serpientes.
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