Nana para una niña de cuarenta
Duérmete niña entre mis brazos
Mientras la luna alumbra nuestros sueños,
Mece tu cuerpo entre mis manos
Que te acariciaré con sutiles besos.
Siente la paz que adormece tu cuerpo,
Vive el silencio que acalla tu mente,
Palpa el calor de un cuerpo nuevo,
Escucha el sonido de un compás latente.
Duérmete niña, mientras acaricio tu pelo
Que rojizo y suave se enreda entre mis dedos,
Cierra los ojos, que yo espero,
A que despierten los iris cubiertos
Del velo transparente de los sentimientos.
Duérmete niña, que yo velo tus sueños,
Descansa plácidamente, huye de tormentos,
Disfruta como yo de los detalles pequeños.
Duérmete niña, duérmete ya,
Que yo te besaré…al despertar.
Duermes
Duermes, y pareces sonreírle
A los dioses de tu infancia
Que se esconden bajo las sábanas
Mientras imaginas dinosaurios
Detrás de cada sueño.
Duermes, acurrucado, solapado
En un tercio de tu cama
Y pareces caer a cada instante
Desde tus pensamientos de infante
Divagando si Pinocho era simulado
O Quasimodo tenía alma.
Duermes, alumbrando la luna
El cristal de tu ventana,
Mis ojos te vigilan
Para que no te pase nada.
Duermes, y en tus sueños
Viajas sin pagar peaje
Cabalgando en un Rex
Que te devuelve al despertar.
Duermes, y mientras tanto,
Todos soñamos contigo,
Soñamos tu sueño para que se agrande
Y te haga sentir la realidad
De la magia que contagia.
Despertamos contigo para revivir
Los instantes supremos
De una realidad desfigurada.