lunes, 29 de junio de 2015

Reflexionar con...Rudyard Kipling

 

No desistas

Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir,

cuando ofrezca tu camino solo cuestas que subir,

cuando tengas poco haber, pero mucho que pagar,

y precises sonreír aun teniendo que llorar.

Cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir,

descansar acaso debes  !pero nunca desistir!

Tras las sombras de la duda ya plateadas, ya sombrías

puede bien surgir el triunfo, no el fracaso que temías.

Y no es dable a tu ignorancia figurarse cuan cercano

puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano.

Lucha, pues, ¡por más que tengas en la brega que sufrir!

Cuando todo esté peor, más debemos INSISTIR!
 
 


miércoles, 24 de junio de 2015

Reflexión


 
Lo que tarda tanto en llegar es igual que si no
 hubiera llegado, peor incluso, porque el
cumplimiento a destiempo de lo que tanto se
deseó acaba teniendo un reverso del sarcasmo.
 
(A. Muñoz Molina)
                                                                               
 


viernes, 19 de junio de 2015

Reflexionar con...Jorge Luis Borges


La espera
 
Antes que suene el presuroso timbre
Y abran la puerta y entres, oh esperada
Por la ansiedad, el universo tiene
Que haber ejecutado una infinita
Serie de actos concretos. Nadie puede
Computar ese vértigo, la cifra
De lo que multiplican los espejos,
De sombras que se alargan y regresan,
De pasos que divergen y convergen.
La arena no sabría numerarlos.
(En mi pecho, el reloj de sangre mide
El temeroso tiempo de la espera.)

Antes que llegues,
Un monje tiene que soñar con un ancla,
Un tigre tiene que morir en Sumatra,
Nueve hombres tienen que morir en Borneo.


viernes, 12 de junio de 2015

Reflexión sobre la amistad

 
 
Esta es una reflexión anónima de origen arabe que alguien me ha enviado y yo la comparto:
 
 
Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron.
El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
"Hoy mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro".
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:
"Hoy mi mejor amigo me salvó la vida".
Intrigado, el amigo preguntó:
-¿Por qué, después que te lastimé, escribiste en la arena, y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió:
-Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo



lunes, 8 de junio de 2015

Cascadas y barranqueras: a propósito del pacto

 

 
                Esta es la semana clave para que las entidades locales tengan medianamente claro quiénes serán los gestores de su acción de gobierno para el horizonte virtual de los próximos cuatro años y para ello ha tenido que ser el acuerdo y el consenso quien medie en tal decisión en estos días aunque a la luz pública lo que lee en la prensa se le parece más al clásico intercambio de cromos.
         Ahora bien, me temo que la autonomía local ha quedado en entredicho en la mayoría de los casos si como parece socialistas y nacionalistas quieren que la zona ajardinada de su chalet regional sea lo más amplia posible.
         No sé si han escuchado alguna vez el estruendo atronador del agua cuando tras las lluvias baja barranco abajo llevándose a su paso lo que encuentra por delante y desembocando en la marea después de sortear pequeñas barranqueras. Es un sonido bronco que asusta y más cuando ves esa masa de agua marrón que parece tragar todo y que tras unos días se convierte en un sendero de agua serena cuyo caudal se va agotando lentamente provocando en los curiosos la sensación extraña de ríos en estas ínsulas donde sólo tenemos barrancos.
         No creo que haya en Canarias cascada alguna en proporción al pacto que se pretende. Quizás esa cascada que aventuran pueda convertirse en un caudal de lodo y piedras arrastradas por esas primeras aguas de lluvia por nuestros barrancos haciendo un ruido que asusta.
         Desde luego que pensar una misma solución para dos administraciones tan diferentes es tener como objetivo prioridades más propias de la serie “juego de tronos” que las que deben marcar el bienestar ciudadano, meta ésta última mucho más próxima en los ayuntamientos donde la cercanía al vecino es mayor y la interrelación entre organizaciones políticas y quienes la forman también.
         Si el cambio que se pretende es que todo se quede como está de arriba hacia abajo pues entonces no cuenten conmigo, ni ahora ni en noviembre…dicho queda.


sábado, 6 de junio de 2015

Cuento popular coreano: la almohada maravillosa

 
Cierto día una anciano sacerdote se detuvo en una posada situada a un lado de la carretera. Una vez en ella extendió su esterilla y se sentó poniendo a su lado las alforjas que llevaba.
Poco después llegó también a la posada un muchacho joven de la vecindad. Era labrador y llevaba un traje corto, no una túnica, como los sacerdotes o los hombres entregados al estudio. Se sentó a corta distancia del sacerdote y a los pocos instantes estaban los dos charlando y riéndose alegremente.
De vez en cuando el joven dirigía una mirada a su pobre traje y, al fin, dando un suspiro, exclamó:
-¡Mirad cuán miserable soy!
-Sin embargo – contestó el sacerdote –, me parece que eres un muchacho sano y bien alimentado. ¿Por qué, en medio de nuestra agradable charla, te quejas de ser un pobre miserable?
-Como ya podéis imaginaros – contesto el muchacho –, en mi vida no puedo hallar muchos placeres, pues trabajo todos los días desde que sale el sol hasta que ha anochecido. En cambio, me gustaría ser un gran general y ganar batallas, o bien un hombre rico, comer y beber magníficamente, escuchar buena música o, quizá, ser un gran hombre en la corte y ayudar a nuestro soberano, sin olvidar, naturalmente, a mi familia que así gozaría de prosperidad. A cualquiera de estas cosas llamo yo vivir digna y agradablemente. Quiero progresar en el mundo, pero aquí no soy más que un pobre labrador. Y, si mi vida no os parece miserable, ya me diréis qué concepto os merece.
Nada le contestó el sacerdote y la conversación cesó entre ambos. Luego el joven comenzó a sentir sueño y, en tanto que el posadero preparaba un plato de gachas de mijo, el sacerdote tomó una almohada que llevaba en sus alforjas y le dijo al joven:
-Apoya la cabeza en esta almohada y verás satisfechos todos tus deseos.
Aquella almohada era de porcelana, redonda como un tubo y abierta por cada uno de sus dos extremos. En cuanto el joven hubo acercado su cabeza a ella, empezó a soñar: una de las aberturas le pareció tan grande y brillante por su parte inferior, que se metió por allí, y en breve, se vio en su propia casa.
Transcurrió algún tiempo y el joven se casó con una hermosa doncella. No tardó en ganar cada día más dinero, de modo que podía darse el placer de llevar hermosos trajes y de pasar largas horas estudiando. Al año siguiente se examinó y lo nombraron magistrado.
Dos o tres años más tarde y siempre progresando en su carrera, alcanzó el cargo de primer ministro del Rey. Durante mucho tiempo el monarca depositó en él toda su confianza, pero un día aciago se vio en una situación desagradable, pues lo acusaron de traición, lo juzgaron y fue condenado a muerte. En compañía de otros varios criminales lo llevaron al lugar fijado para la ejecución. Allí le hicieron arrodillarse y el verdugo se acercó a él para darle muerte.
De pronto, aterrado por el golpe mortal que esperaba, abrió los ojos y, con gran sombro por su parte, se encontró en la posada. El sacerdote estaba a su lado, con la cabeza apoyada en la alforja, y el posadero aún estaba removiendo las gachas cuya cocción aún no había terminado.
El joven guardó silencio, comió sin pronunciar una palabra y luego se puso en pie, hizo una reverencia al sacerdote y le dijo:
-Os doy muchas gracias por la lección que me habéis dado. Ahora ya sé lo que significa ser un gran hombre.
Y dicho esto, se despidió y, satisfecho, volvió a su trabajo, que ya no le parecía tan miserable como antes.
 



lunes, 1 de junio de 2015

Las tres rejas: un relato anónimo

 

El joven discípulo de un filósofo sabio llegó a casa de este y le dijo:
 
—Maestro, un amigo suyo estuvo hablando de usted con malevolencia.

—¡Espera! —lo interrumpió el filósofo—.
¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

—¿Las tres rejas?

—Sí. La primera es la reja de la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

—No; lo oí comentar a unos vecinos.

—Entonces al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Esto que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

—No, en realidad no. Al contrario...

— ¡Vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

—A decir verdad, no.

—Entonces —dijo el sabio sonriendo—, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.