martes, 29 de enero de 2013

Carnaval político

 
 
Se acaba este frío mes de enero con su cuesta tradicional, aunque este año más dura a cuenta de la famosa EPA y los datos que arroja a la cara de los políticos para su propia vergüenza. No acabarán con mi esperanza en una mejoría en este primer mes del año y no porque confíe en el solucionario planteado por el partido en el Gobierno, ni tampoco por las soluciones de los partidos en la oposición. En el primer caso por razones obvias de falta de competencia y en el segundo porque, en el mejor de los casos, no se pueden ofrecer soluciones ahora que no se llevaron a la práctica antes y más cuando la aritmética de la mayoría parlamentaria las hace inviables en su aprobación. Así que, entre el quiero y no puedo, pasan los días del curso parlamentario hasta las vacaciones de verano.
 Llegarán lentamente los brotes positivos, independientemente del color, por la propia inercia de la economía y los mercados, los cuales no funcionan, como así se ha demostrado, en base a las directrices de los gobiernos y sus políticas. Hace tiempo que los estados no controlan sus propias economías y han dejado en manos de la macroeconomía global los intereses de sus conciudadanos y el ejemplo más claro es esta Europa nuestra que todavía se debate en su propia génesis.
 El pueblo está hastiado, pero no tanto como para reventar en una revolución social que conlleve un cambio drástico de la política. Si se quiere motivar a la ciudadanía sería suficiente con eliminar la liga de fútbol una temporada al menos, ya verán qué pronto se llenan las calles de manifestantes.
 Pero ahora es Carnaval y toca relajarse…que ya nos pondrán de los nervios otra vez estos políticos mediocres con su Carnaval político.


domingo, 27 de enero de 2013

Reflexionar con ... Mario Benedetti

 
 
 
Tiempo sin tiempo


Preciso tiempo, necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
qué hacer con él.
Tiempo
en blanco,
en rojo,
en verde,
hasta en castaño oscuro
no me importa el color.
Cándido tiempo
que yo pueda abrir y cerrar
como una puerta,
tiempo para mirar un árbol, un farol
para andar por el filo del descanso,
para pensar: ¡ ué bien!, hoy no es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda.

Preciso tiempo, el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo,
tiempo para esconderme en el canto de un gallo
y para reaparecer en un relincho
y para estar al día,
para estar a la noche,
tiempo sin recato y sin reloj.
Vale decir preciso,
o sea, necesito;
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.


jueves, 17 de enero de 2013

Entre Navidad y Carnaval

           
Ahora que terminó la Navidad y sus efectos tranquilizantes sobre el personal y que todavía los ecos del Carnaval no suenan a rebato, es hora de reflexionar sobre la situación económica de esta España nuestra, aunque cada vez menos por obra y gracia del Sr. Rajoy que puestos a meter tijeras ha recortado hasta nuestra identidad nacional. La gente tiene ya bastante trabajo con poner la mejor cara a las situaciones personales y familiares en un contexto de crisis como para identificarse con esta caricatura de país desarrollado donde las necesidades básicas del estado del bienestar nos cuestan dinero con la excusa de la crisis.
Los recortes seguirán conjugándose contra la sociedad más débil en este año, mientras leemos y releemos nuestro propio manual de supervivencia. Al final del camino nos encontraremos con la clase política que ayudó, no a salvarnos de una situación difícil o a ayudarnos a sobrellevar esta carga, sino a ahogarnos más todavía con impuestos, recortes y rebajas por doquier como si con ello la solución fuera a salir airosa; si hasta el Fondo Monetario Internacional dice ahora que la austeridad a través de los recortes no era la solución. Ser político para esto.
España se devalúa dentro y fuera de nuestras fronteras y el recorte del sentimiento patriótico es aprovechado por los intereses nacionalistas para pescar en río revuelto. España existe por inercia, por el sacrificio de millones de españoles que superviven como pueden en la aventura diaria.
Me preguntaba un amigo el otro día: ¿qué políticos pedirán el voto en las próximas elecciones? ¿Quiénes se atreverán a tanto? La respuesta es compleja. Me pregunto yo: ¿tendremos tan poca memoria? La próxima cita electoral se presenta apasionante y no por las elecciones.
 


jueves, 10 de enero de 2013

Reflexionar con...Albert Einstein

 
No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
 
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.
 
La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos.
 
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
 
                                             Albert Einstein
 
*Huelga decir que el texto hay que situarlo en el contexto y época en que fue expresado. Debemos tomarlo como base para impulsarnos en nuestras metas a pesar de ello y para que tome nota la clase política.
 


lunes, 7 de enero de 2013

Fin de fiesta y a por el 2013

 


Este día de fiesta es el epílogo de unas fiestas navideñas marcadas por los recortes económicos y las alegrías emocionales.  Hoy he terminado de quitar los adornos que decoraban la casa, el árbol de navidad, las figuras del belén y los confetis que se escondían en las esquinas. La rutina se traga los restos de lo que fue una fiesta de aproximadamente quince días y que cubrió de serpentinas, emociones, jolgorio y alegría el final de un año no apto para el recuerdo y el inicio de otro que lleva la esperanza escondida en su seno.  El 2013 será nuestro, ponía en mi twitter (@aurelioramas) y así lo creo, porque nosotros lo valemos y además no los merecemos. Pongamos de nuestra parte para que este año sea lo que queramos que sea, según nuestros deseos y circunstancias particulares, a pesar de la generalidad que nos rodea.
Me he marcado unos objetivos anuales en lo económico y en lo personal, en lo material y en lo emocional porque con unas metas claras y definidas el camino se hace más transitable. Quiero vivir el presente, sentir la vida a través de la gente que quiero, rendir pleitesía a los sentimientos verdaderos que nacen del corazón,  cerrar las puertas a la negatividad exterior, acompañar a los amigos en los caminos personales, cultivar el espíritu con las artes de la lectura y la música, reencontrarme con el niño interior que siempre me ha acompañado, jugar con la ilusión y la esperanza a un corro sin fin, merodear por las calles de la aventura, adentrarme en los laberintos de la pasión…
Quiero que el espíritu de la Navidad que se fue permanezca durante todo el 2013 para disfrute propio y ajeno. Quiero tener esperanza aunque la realidad se empeñe en impedírmelo. Quiero vivir con todo lo que ello conlleva si queremos una mínima calidad en el desarrollo de ese verbo.