viernes, 28 de marzo de 2014

Rajoy y el avión que era un barco

 
 
 
            Jueves al mediodía. Iba ayer en mi coche pensando en las tareas de la tarde con ganas de comer y deseando llegar a casa cuando, llegando cerca de Telde, empiezo a notar una hilera de coches aparcados en los arcenes de la autopista, frenazos en seco, gente encaramada a cualquier sitio alto que hubiera por los alrededores…pienso en el rally El Corte Inglés, en el adelanto de la Cabalgata del Carnaval de Telde, en un accidente múltiple en plena vía, en un rebaño de cabras que cruzan sin control y así puedo seguir imaginando en cosas ciertas o imposibles.
                Pero he aquí que, en ese momento de tribulaciones, la radio me asombra con la única opción que no contemplé: el amerizaje de un avión en la costa de Telde.  Me resultó raro, pero como la curiosidad forma parte de nuestra esencia me dirijo a La Garita y tras un primer avistamiento en la distancia puedo distinguir el perfil de un avión amarillo aunque no reconozco las alas laterales ni se aprecia actividad de los toboganes que deberían abrirse en caso de amerizaje, lo que me provoca dudas.  El sentir general a mi alrededor es de incredulidad y asombro ante el acontecimiento que ha revolucionado su rutina cambiando la siesta por el espectáculo  en directo.
                Alguien llega con unos prismáticos y tras una mirada se aclara el error: es un simple barco con una grúa amarilla en su lomo. La vista juega una mala pasada en la distancia y si eso lo multiplicamos por el efecto viral de las redes sociales con el beneplácito de organismos oficiales de emergencias que dan la voz de alarma pues ya tenemos un lío monumental que no hay quien lo pare.
                Se acabó lo que se daba y vuelta a casa. En el camino pensaba en las similitudes del caso con la política. Rajoy causó una gran expectación en un primer momento en una gran parte de la ciudadanía que le llevó a gobernar con mayoría pensando que iba a pilotar el avión que remontaría el vuelo de nuestra economía…y muchos le creyeron en la distancia que marca la política de la ciudadanía, pero esa distancia en el tiempo también se ha llevado por delante las ilusiones de muchos así como la constatación del error de otros tantos.
                Cuando nos acercamos a sus políticas de ajustes en los grandes temas que marcan los límites del estado del bienestar: sanidad, educación, justicia…te das cuenta que no era el político que votaron los españoles en base a un programa electoral que no han pasado de leer la cubierta que debe ser de tapa dura porque no lo han abierto para llevarlo a cabo. Y entonces ves con desilusión que el lobo tenía piel de cordero…que  el avión era un simple barco.
                Siempre nos quedará la esperanza de que el barco flote hasta conseguir mejor amarre.


miércoles, 26 de marzo de 2014

Reflexionar con...José Mújica

 
  
 
Aunque muchas personas ya lo conocerán es bueno reflexionar con este discurso del presidente de Uruguay en la ONU en septiembre de 2013
Amigos todos, soy del sur, vengo del sur. Esquina del Atlántico y del Plata, mi país es una penillanura suave, templada, una historia de puertos, cueros, tasajo, lanas y carne. Tuvo décadas púrpuras, de lanzas y caballos, hasta que por fin al arrancar el siglo XX se puso a ser vanguardia en lo social, en el Estado, en la enseñanza. Diría que la socialdemocracia se inventó en el Uruguay.
Durante casi 50 años el mundo nos vio como una especie de Suiza. En realidad, en lo económico fuimos bastardos del imperio británico y cuando este sucumbió vivimos las amargas mieles de términos de intercambio funestos, y quedamos estancados añorando el pasado.
Casi 50 años recordando el Maracaná, nuestra hazaña deportiva. Hoy hemos resurgido en este mundo globalizado tal vez aprendiendo de nuestro dolor. Mi historia personal, la de un muchacho- porque alguna vez fui muchacho- que como otros quiso cambiar su época, su mundo, el sueño de una sociedad libertaria y sin clases. Mis errores son en parte hijos de mi tiempo. Obviamente los asumo, pero hay veces que medito con nostalgia.
La fuerza de la utopía
¡Quién tuviera la fuerza de cuando éramos capaces de albergar tanta utopía! Sin embargo no miro hacia atrás porque el hoy real nació en las cenizas fértiles del ayer. Por el contrario no vivo para cobrar cuentas o reverberar recuerdos.
Me angustia, y de qué manera, el porvenir que no veré, y por el que me comprometo. Sí, es posible un mundo con una humanidad mejor, pero tal vez hoy la primera tarea sea cuidar la vida.
Pero soy del sur y vengo del sur, a esta asamblea, cargo inequívocamente con los millones de compatriotas pobres, en las ciudades, en los páramos, en las selvas, en las pampas, en los socavones, de la América Latina patria común que se está haciendo.
El bloqueo inútil a Cuba
Cargo con las culturas originales aplastadas, con los restos del colonialismo en Malvinas, con bloqueos inútiles a ese caimán bajo el sol del Caribe que se llama Cuba. Cargo con las consecuencias de la vigilancia electrónica que no hace otra cosa que sembrar desconfianza. Desconfianza que nos envenena inútilmente. Cargo con una gigantesca deuda social, con la necesidad de defender la Amazonia, los mares, nuestros grandes ríos de América.
Cargo con el deber de luchar por patria para todos. Para que Colombia pueda encontrar el camino de la paz, y cargo con el deber de luchar por tolerancia, la tolerancia se precisa para con aquellos que son distintos, y con los que tenemos diferencias y discrepamos. No se precisa la tolerancia para los que estamos de acuerdo.
La tolerancia es la paz
La tolerancia es el fundamento de poder convivir en paz, y entendiendo que en el mundo somos diferentes. El combate a la economía sucia, al narcotráfico, a la estafa, el fraude y la corrupción, plagas contemporáneas, prohijadas por ese antivalor, ese que sostiene que somos felices si nos enriquecemos sea como sea. Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales. Les ocupamos el templo con el dios mercado, que nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas, la apariencia de felicidad.
Parecería que hemos nacido solo para consumir y consumir, y cuando no podemos cargamos con la frustración, la pobreza, y hasta la autoexclusión.
Lo cierto hoy es que para gastar y enterrar los detritos en eso que se llama la huella de carbono por la ciencia, si aspiráramos en esta humanidad a consumir como un americano medio promedio, sería imprescindible tres planetas para poder vivir.
El despilfarro de vida
Es decir nuestra civilización montó un desafío mentiroso y así como vamos, no es posible para todos colmar ese sentido de despilfarro que se le ha dado a la vida. En los hechos se está masificando como una cultura de nuestra época, siempre dirigida por la acumulación y el mercado.
Prometemos una vida de derroche y despilfarro, y en el fondo constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza, contra la humanidad como futuro. Civilización contra la sencillez, contra la sobriedad, contra todos los ciclos naturales.
“Civilización” contra el amor
Lo peor: civilización contra la libertad que supone tener tiempo para vivir las relaciones humanas, lo único trascendente, el amor, la amistad, aventura, solidaridad, familia. Civilización contra tiempo libre no paga, que no se compra, y que nos permite contemplar y escudriñar el escenario de la naturaleza.
Arrasamos la selva, las selvas verdaderas, e implantamos selvas anónimas de cemento. Enfrentamos al sedentarismo con caminadores, al insomnio con pastillas, la soledad con electrónicos, porque somos felices alejados del entorno humano.
Cabe hacerse esta pregunta, huimos de nuestra biología que defiende la vida por la vida misma, como causa superior, y lo suplantamos por el consumismo funcional a la acumulación.
La política, la eterna madre del acontecer humano quedó limitada a la economía y al mercado, de salto en salto la política no puede más que perpetuarse, y como tal delegó el poder y se entretiene, aturdida, luchando por el gobierno. Debocada marcha de historieta humana, comprando y vendiendo todo, e innovando para poder negociar de algún modo, lo que es innegociable. Hay marketing para todo, para los cementerios, los servicios fúnebres, las maternidades, para padres, para madres, pasando por las secretarias, los autos y las vacaciones. Todo, todo es negocio.
Todavía las campañas de marketing caen deliberadamente sobre los niños, y su psicología para influir sobre los mayores y tener hacia el futuro un territorio asegurado. Sobran pruebas de estas tecnologías bastante abominables que a veces, conducen a las frustraciones y más.
El hombrecito promedio de nuestras grandes ciudades, deambula entre las financieras y el tedio rutinario de las oficinas, a veces atemperadas con aire acondicionado. Siempre sueña con las vacaciones y la libertad, siempre sueña con concluir las cuentas, hasta que un día, el corazón se para, y adiós. Habrá otro soldado cubriendo las fauces del mercado, asegurando la acumulación. La crisis se hace impotencia, la impotencia de la política, incapaz de entender que la humanidad no se escapa, ni se escapará del sentimiento de nación. Sentimiento que casi está incrustado en nuestro código genético.
Un mundo sin fronteras
Hoy, es tiempo de empezar a tallar para preparar un mundo sin fronteras. La economía globalizada no tiene más conducción que el interés privado, de muy pocos, y cada estado nacional mira su estabilidad continuista, y hoy la gran tarea para nuestros pueblos, en mi humilde manera de ver, es el todo.
Como si esto fuera poco, el capitalismo productivo, francamente productivo, está medio prisionero en la caja de los grandes bancos. En el fondo son la cúspide del poder mundial. Más claro, creemos que el mundo requiere a gritos reglas globales que respeten los logros de la ciencia, que abunda. Pero no es la ciencia que gobierna el mundo. Se precisan por ejemplo, una larga agenda de definiciones, cuántas horas de trabajo y toda la tierra, cómo convergen las monedas, cómo se financia la lucha global por el agua, y contra los desiertos.
Solidaridad con los oprimidos
Cómo se recicla y se presiona contra el calentamiento global. Cuáles son los límites de cada gran quehacer humano. Sería imperioso lograr consenso planetario para desatar solidaridad hacia los más oprimidos, castigar impositivamente el despilfarro y la especulación. Movilizar las grandes economías, no para crear descartables, con obsolescencia calculada, sino bienes útiles, sin fidelidad, para ayudar a levantar a los pobres del mundo. Bienes útiles contra la pobreza mundial. Mil veces más redituable que hacer guerras. Volcar un neo-keynesianismo útil de escala planetaria para abolir las vergüenzas más flagrantes que tiene este mundo.
La política y la ciencia
Tal vez nuestro mundo necesita menos organismos mundiales, esos que organizan los foros y las conferencias, que le sirven mucho a las cadenas hoteleras y a las compañías aéreas y en el mejor de los casos nadie recoge y lo transforma en decisiones.…
Necesitamos sí mascar mucho lo viejo y eterno de la vida humana junto a la ciencia, esa ciencia que se empeña por la humanidad no para hacerse rico; con ellos, con los hombres de ciencia de la mano, primeros consejeros de la humanidad, establecer acuerdos por el mundo entero. Ni los Estados nacionales grandes, ni las transnacionales y muchos menos el sistema financiero debería gobernar el mundo humano. Sí la alta política entrelazada con la sabiduría científica, allí está la fuente. Esa ciencia que no apetece el lucro pero que mira el porvenir y nos dice cosas que no atendemos. ¿Cuántos años hace que nos dijeron determinadas cosas que no nos dimos por enterados? Creo que hay que convocar la inteligencia al comando de la nave arriba de la tierra, cosas de este estilo y otras que no puedo desarrollar nos parecen imprescindibles, pero requerirían que lo determinante fuera la vida, no la acumulación.
No somos tan ilusos
Obviamente, no somos tan ilusos, estas cosas no pasarán, ni otras parecidas. Nos quedan muchos sacrificios inútiles por delante, mucho remendar consecuencias y no enfrentar las causas. Hoy el mundo es incapaz de crear regulación planetaria a la globalización y esto es por el debilitamiento de la alta política, eso que se ocupa de todo. Por último vamos a asistir al refugio de acuerdos más o menos “reclamables”, que van a plantear un mentiroso libre comercio interno, pero que en el fondo van a terminar construyendo parapetos proteccionistas, supranacionales en algunas regiones del planeta. A su vez van a crecer ramas industriales importantes y servicios, todos dedicados a salvar y mejorar al medio ambiente. Así nos vamos a consolar por un tiempo, vamos a estar entretenidos y naturalmente va a continuar como para estar rica la acumulación para regodeo del sistema financiero.
Ir contra la especie
Continuarán las guerras y por tanto los fanatismos hasta que tal vez la misma naturaleza lo llame al orden y haga inviable nuestras civilizaciones. Tal vez nuestra visión es demasiado cruda, sin piedad y vemos al hombre como una criatura única, la única que hay arriba de la tierra capaz de ir contra su propia especie. Vuelvo a repetir, porque algunos llaman la crisis ecológica del planeta, es consecuencia del triunfo avasallante de la ambición humana. Ese es nuestro triunfo, también nuestra derrota, porque tenemos impotencia política de encuadrarnos en una nueva época. Y hemos contribuido a construir y no nos damos cuenta.
¿Por qué digo esto? Son datos nada más. Lo cierto es que la población se cuadriplicó y el PBI creció por lo menos veinte veces en el último siglo. Desde 1990 aproximadamente cada seis años se duplica el comercio mundial. Podíamos seguir anotando datos que establecen la marcha de la globalización. ¿Qué nos está pasando? Entramos en otra época aceleradamente pero con políticos, atavíos culturales, partidos, y jóvenes, todos viejos ante la pavorosa acumulación de cambios que ni siquiera podemos registrar. No podemos manejar la globalización, porque nuestro pensamiento no es global. No sabemos si es una limitante cultural o estamos llegando a los límites biológicos.
Los efectos de la codicia
Nuestra época es portentosamente revolucionaria como no ha conocido la historia de la humanidad. Pero no tiene conducción consciente, o menos, conducción simplemente instintiva. Mucho menos todavía, conducción política organizada porque ni siquiera hemos tenido filosofía precursora ante la velocidad de los cambios que se acumularon.
La codicia, tanto negativa y tanto motor de la historia, eso que empujó al progreso material técnico y científico, que ha hecho lo que es nuestra época y nuestro tiempo y un fenomenal adelanto en muchos frentes, paradojalmente, esa misma herramienta, la codicia que nos empujó a domesticar la ciencia y transformarla en tecnología nos precipita a un abismo brumoso. A una historia que no conocemos, a una época sin historia y nos estamos quedando sin ojos ni inteligencia colectiva para seguir colonizando y perpetuarnos transformándonos.
¿Qué es el todo?
Porque si una característica tiene este bichito humano, es que es un conquistador antropológico. Parece que las cosas toman autonomía y las cosas someten a los hombres. Por un lado u otro, sobran activos para vislumbrar estas cosas y en todo caso, vislumbrar el rumbo. Pero nos resulta imposible colectivizar decisiones globales por ese todo. Más claro, la codicia individual ha triunfado largamente sobre la codicia superior de la especie. Aclaremos, ¿qué es el todo?, esa palabra que utilizamos.
Para nosotros es la vida global del sistema tierra incluyendo la vida humana con todos los equilibrios frágiles que hacen posible que nos perpetuemos. Por otro lado, más sencillo, menos opinable y más evidente. En nuestro occidente, particularmente, porque de ahí venimos aunque venimos del Sur, las repúblicas que nacieron para afirmar que los hombres somos iguales, que nadie es más que nadie, que sus gobiernos deberían representar el bien común, la justicia y la equidad. Muchas veces, las repúblicas se deforman y caen en el olvido de la gente corriente, la que anda por las calles, el pueblo común.
No fueron las repúblicas creadas para vegetar encima de la grey, sino por el contrario, son un grito en la historia para hacer funcionales a la vida de los propios pueblos y, por lo tanto, las repúblicas se deben a las mayorías y a luchar por la promoción de las mayorías.
La cultura consumista
Por lo que fuera, por reminiscencias feudales que están allí en nuestra cultura; por clasismo dominador, tal vez por la cultura consumista que nos rodea a todos, las repúblicas frecuentemente en sus direcciones adoptan un diario vivir que excluye, que pone distancia con el hombre de la calle.
En los hechos, ese hombre de la calle debería ser la causa central de la lucha política en la vida de las repúblicas. Los gobiernos republicanos deberían de parecerse cada vez más a sus respectivos pueblos en la forma de vivir y en la forma de comprometerse con la vida.
El hecho es que cultivamos arcaísmos feudales, cartesianismos consentidos, hacemos diferenciaciones jerárquicas que en el fondo socavan lo mejor que tienen las repúblicas: que nadie es más que nadie. El juego de estos y otros factores nos retienen en la prehistoria. Y hoy es imposible renunciar a la guerra cuando la política fracasa. Así se estrangula la economía, derrochamos recursos.
Dos millones por minuto
Oigan bien, queridos amigos: en cada minuto del mundo se gastan dos millones de dólares en presupuestos militares en esta tierra. Dos millones de dólares por minutos en presupuesto militar!! En investigación médica, de todas las enfermedades que ha avanzado enormemente y es una bendición para la promesa de vivir unos años más, esa investigación apenas cubre la quinta parte de la investigación militar.
Este proceso del cual no podemos salir, es ciego. Asegura odio y fanatismo, desconfianza, fuente de nuevas guerras y esto también, derroche de fortunas. Yo sé que es muy fácil, poéticamente, autocriticarnos, personalmente. Y creo que sería una inocencia en este mundo plantear que allí existen recursos para ahorrar y gastarlos en otras cosas útiles. Eso sería posible, otra vez, si fuéramos capaces de ejercitar acuerdos mundiales y prevenciones mundiales de políticas planetarias que nos garanticen la paz y que nos den a los más débiles, garantía que no tenemos. Ahí habría enormes recursos para recortar y atender las mayores vergüenzas arriba de la Tierra. Pero basta una pregunta: en esta humanidad, hoy, ¿adonde se iría sin la existencia de esas garantías planetarias? Entonces cada cual hace vela de armas de acuerdo a su magnitud y allí estamos porque no podemos razonar como especie, apenas como individuos.
Las instituciones mundiales, particularmente hoy vegetan a la sombra consentida de las disidencias de las grandes naciones que, obviamente, estas quieren retener su cuota de poder.
El papel de la ONU
Bloquean en los hechos a esta ONU que fue creada con una esperanza y como un sueño de paz para la humanidad. Pero peor aún la desarraigan de la democracia en el sentido planetario porque no somos iguales. No podemos ser iguales en este mundo donde hay más fuertes y más débiles. Por lo tanto es una democracia planetaria herida y está cercenando la historia de un posible acuerdo mundial de paz, militante, combativo y que verdaderamente exista. Y entonces, remendamos enfermedades allí donde hace eclosión y se presenta según le parezca a algunas de las grandes potencias. Lo demás miramos desde lejos. No existimos.
Amigos, yo creo que es muy difícil inventar una fuerza peor que el nacionalismo chauvinista de las granes potencias. La fuerza que es liberadora de los débiles. El nacionalismo tan padre de los procesos de descolonización, formidable hacia los débiles, se transforma en una herramienta opresora en las manos de los fuertes y vaya que en los últimos 200 años hemos tenido ejemplos por todas partes.
Nuestro pequeño ejemplo
La ONU, nuestra ONU languidece, se burocratiza por falta de poder y de autonomía, de reconocimiento y sobre todo de democracia hacia el mundo más débil que constituye la mayoría aplastante del planeta. Pongo un pequeño ejemplo, pequeñito. Nuestro pequeño país tiene en términos absolutos, la mayor cantidad de soldados en misiones de paz de los países de América Latina desparramos en el mundo. Y allí estamos, donde nos piden que estemos.
Pero somos pequeños, débiles. Donde se reparten los recursos y se toman las decisiones, no entramos ni para servir el café. En lo más profundo de nuestro corazón, existe un enorme anhelo de ayudar para que le hombre salga de la prehistoria. Yo defino que el hombre mientras viva con clima de guerra, está en la prehistoria, a pesar de los muchos artefactos que pueda construir.
Las soledades de la guerra
Hasta que el hombre no salga de esa prehistoria y archive la guerra como recurso cuando la política fracasa, esa es la larga marcha y el desafío que tenemos por delante. Y lo decimos con conocimiento de causa. Conocemos las soledades de la guerra. Sin embargo, estos sueños, estos desafíos que están en el horizonte implica luchar por una agenda de acuerdos mundiales que empiecen a gobernar nuestra historia y superar paso a paso, las amenazas a la vida. La especie como tal, debería tener un gobierno para la humanidad que supere el individualismo y bregue por recrear cabezas políticas que acudan al camino de la ciencia y no solo a los intereses inmediatos que nos están gobernando y ahogando.
Paralelamente hay que entender que los indigentes del mundo no son de África o de América Latina, son de la humanidad toda y esta debe como tal, globalizada, propender a empeñarse en su desarrollo, en que puedan vivir con decencia por sí mismos. Los recursos necesarios existen, están en ese depredador despilfarro de nuestra civilización.
La bombita de 100 años
Hace pocos días le hicieron ahí, en California, en una agencia de bomberos un homenaje a una bombita eléctrica que hace 100 años que está prendida; ¡100 años que está prendida, amigo! Cuántos millones de dólares nos sacaron del bolsillo haciendo deliberadamente porquerías para que la gente compre, y compre, y compre, y compre.
Pero esta globalización de mirar por todo el planeta y por toda la vida significa un cambio cultural brutal. Es lo que nos está requiriendo la historia. Toda la base material ha cambiado y ha tambaleado, y los hombres, con nuestra cultura, permanecemos como si no hubiera pasado nada y en lugar de gobernar la civilización, esta nos gobierna a nosotros. Hace más de 20 años que discutíamos la humilde tasa Tobi. Imposible aplicarla a nivel del planeta. Todos los bancos del poder financiero se levantan heridos en su propiedad privada y qué sé yo cuántas cosas más. Sin embargo, esto es lo paradojal. Sin embargo, con talento, con trabajo colectivo, con ciencia, el hombre paso a paso es capaz de transformar en verde a los desiertos.
El hombre es capaz…
El hombre puede llevar la agricultura al mar. El hombre puede crear vegetales que vivan con agua salada. La fuerza de la humanidad se concentra en lo esencial. Es inconmensurable. Allí están las más portentosas fuentes de energía. ¿Qué sabemos de la fotosíntesis?, casi nada. La energía en el mundo sobra si trabajamos para usarla con ella. Es posible arrancar de cuajo toda la indigencia del planeta. Es posible crear estabilidad y será posible a generaciones venideras, si logran empezar a razonar como especie y no solo como individuo, llevar la vida a la galaxia y seguir con ese sueño conquistador que llevamos en nuestra genética los seres humanos.
Pero para que todos esos sueños sean posibles, necesitamos gobernarnos a nosotros mismos o sucumbiremos porque no somos capaces de estar a la altura de la civilización que en los hechos fuimos desarrollando.
Este es nuestro dilema. No nos entretengamos solos remendando consecuencias. Pensemos en las causas de fondo, en la civilización del despilfarro, en la civilización del use-tire que lo que está tirando es tiempo de vida humana malgastado, derrochando cuestiones inútiles. Piensen que la vida humana es un milagro. Que estamos vivos por milagro y nada vale más que la vida. Y que nuestro deber biológico es por encima de todas las cosas respetar la vida e impulsarla, cuidarla, procrearla y entender que la especie es nuestro nosotros.
Gracias.



jueves, 20 de marzo de 2014

Primavera, Felicidad y Poesía

 

         Empieza hoy, 20 de marzo, la primavera en el Día Internacional de la Felicidad y como antesala del Día de la Poesía que se celebra mañana. Un buen trío: primavera, Felicidad y Poesía.
En cuanto a la estación que anuncian unos grandes almacenes antes que el calendario, todavía está esperando en la puerta a que el invierno deje los aposentos libres para apagar la chimenea, airear la estancia y empezar a colocar flores aquí y allá de forma que pueda verse radiante la estancia.
         La cuestión de la felicidad es un asunto más complejo. Dicen los estudios que en un porcentaje de un 40% depende de nosotros y el resto es influencia exterior. Visto así, tenemos casi la mitad del camino andado siendo positivos. Los factores externos generales no ayudan mucho a ello si vamos a ser sinceros a la visión circundante y los externos más cercanos a nosotros dependen de cada uno. La felicidad es un camino no un fin y en base a ello debemos explotar al máximo ese porcentaje nuestro porque con una mirada inocente y positiva de lo que acontece a nuestro alrededor podemos rascar unos cuantos puntos porcentuales de forma que podamos estar por encima de la media.
 
         Por su parte, la poesía tiene en su vertiente bucólica una relación íntima con los dos conceptos anteriores. La poesía es indispensable desde mi punto de vista en nuestras vidas. Leer o escribir poesía nos conecta con la esencia del ser humano y con un amplio abanico de realidades y sentimientos según nuestro estado de ánimo. Recomiendo un libro de poesía siempre a mano que nos sirva de oasis en la vida cotidiana donde descansar en el remanso de unos versos.
         En el ánimo de que el colorido y la luz de la primavera inunde por fin nuestras vidas ayudándonos a encontrar nuestra propia felicidad que es diferente en cada uno, tanto en la forma de encontrarla como en el propio concepto, les invito a que mañana lean alguna poesía en voz alta para que su eco permanezca para siempre.
 
 
 


sábado, 15 de marzo de 2014

Reflexionar con...Agustín Millares Sall

 

Carta especial


Me han echado al correo
del oído
una carta de sueños.
Lleva un matado sello
de urgencia en los latidos
y un lacrado misterio.

Cuando me abras
- me ha dicho-
no des el contenido
a cualquier pelagatos que hable en serio;
no permitas que el viento
me destape (pudiera tener frío)

Échame al fuego
antes que me de alcance un ojo ciego,
o envenene mi sangre el turbio río
que turba la razón de medio a medio.

Letra por letra, entrégame ahora mismo
a quien merezca levantar el vuelo,
a quien sea digno
de encontrarse en cueros
frente al mar donde empieza el infinito.

El alba está en camino
No hay que temerle al tiempo
que está por escribir. Témele al miedo
que sigue estando escrito
en la orilla de todo pensamiento.

Abre la carta y lee (lo que digo
es un secreto a voces). Doy por hecho
que me dirás un día: estoy contigo
(Lo que se llama un hombre hecho y derecho)



martes, 11 de marzo de 2014

Rojo, siempre rojo

 
Bastó una sola mirada…unos ojos encendían mi alma y traspasaban la frontera de mi corazón para quedarse para siempre. Fueron suficientes dos segundos para tener una vida. A esa primera mirada le siguieron otras como si el conocimiento fuera mutuo desde siempre. En estos días recuerdo el ayer en ese momento, “en un pueblo con mar” – como diría Sabina-.
Sólo pude rendirme ante tus pupilas, abrir mi corazón y dejar que fluyeran sentimientos encontrados por mis venas porque como decía Bécquer “el alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada”. He aquí que estamos, todavía sobre las brasas que siguen ardiendo en tonos rojizos, soñando el futuro, viviendo el presente. Es como si toda una vida sólo fuera el prólogo para vivir ese momento en que se inició esta historia.
Una leyenda japonesa cuenta que entre dos personas que están elegidas por el destino a tener entre ellas un lazo afectivo existe un hilo rojo que viene con ellas desde su nacimiento. Dicho hilo existe independientemente del momento de sus vidas en que estén destinadas a conocerse y en ningún caso puede romperse, esté más o menos tenso, porque es una muestra del vínculo de por vida que existe entre ellas.
Ese hilo existe…lo puedo tocar cuando se estira por causa de la distancia que nos une a ratos y lo puedo sentir enredado en nuestros cuerpos en nudos invisibles. Rojo…porque no podía ser de otro color.
El rojo es pasión, es el color de los recuerdos, la sangría de las vivencias complejas, unos ojos encendidos, el calor de dos cuerpos…rojo…siempre rojo…como ese hilo inalterable que nos une a los dos, ahora y por siempre.
Hago mío el poema de Neruda titulado “Tu mirada”:
Tu mirada es semejante al sol
Cuando tus ojos brillan al alba,
Es similar al amor
Que me haces sentir cuando me abrazas.
Tu mirada es como el universo
Que me ilumina en noches calladas;
Cuando extraño a tu boca en un beso
Que me lleva hacia tu morada.
Tu mirada es la razón de mis días
Cuando despierto y me embriagas,
De todo el amor que me tienes
Y que sin pensarlo me regalas.
Tu mirada es el motivo que siempre
Me hace sonreir cuando me extrañas,
Me habla de todo lo que sientes:
Aunque luego se calla.
 
Todavía se puede escuchar en Japón, con algunas variantes, esta leyenda popular del hilo rojo y ésta es una de ellas:
Hace mucho tiempo, un emperador se enteró de que  en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa, que tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir el hilo.
 Esta búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con un bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: “Aquí termina tu hilo”, pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaron la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor fuera que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría totalmente…Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente.
 
 

 

 



viernes, 7 de marzo de 2014

Reflexionar con...Leopoldo María Panero

 

El loco
He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.

Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.

 
 
 




sábado, 1 de marzo de 2014

Carnaval

 

             De nuevo las caretas y los disfraces en nuestras vidas, como si hiciera falta marcar una época del año para ello. La política y la economía nos muestran numerosos ejemplos de travestismo político e ideológico, de promesas que se tornan mentiras, de verdades que se transforman en dudas, de brotes verdes que se quedan en grises musgos…
            El lobo que se viste de cordero para perpetuar el engaño es un disfraz recurrente a lo largo de la historia. Seguimos dejándonos engañar cada cuatro años pese a que asoma las orejas el lobo, a pesar de los ojos que se vislumbran tras el antifaz y la persona que se intuye detrás de la careta y luego nos quejamos de nuestra propia decisión.
            Siempre nos quedará las Carnestolendas para diversión del pueblo y que enmascara el devenir de los tiempos actuales entre los sonidos de la música y la efervescencia del alcohol dejando que las risas y el humor nos entretenga en unas fiestas que ni siquiera son de nuestra propiedad porque también pertenecen a quienes ostentan el poder que decide sobre todos aquellos aspectos que inciden en nuestras vidas.
            Así todo, a gozar del Carnaval por unas semanas, que luego los mismos que organizan “nuestro” disfrute vendrán de nuevo a seguir organizando nuestras vidas según “su” disfrute.
            Que Baco y Eros os acompañe...pero volved ebrios de fuerza para continuar diciendo no a quienes pretenden la involución.