viernes, 26 de abril de 2024

Cuento: la gallina de los Huevos de oro (Esopo)


Un granjero tenía una gallina que, cada día, ponía un huevo de oro. Un día, pensando que encontraría dentro de ella una gran cantidad de oro, la mató.

Al abrirla, vio que por dentro no tenía nada, era igual que el resto de gallinas de su especie. De modo que, por ser impaciente y querer conseguir más abundancia, acabó el mismo con las riquezas que la gallina le daba.

miércoles, 17 de abril de 2024

Frases: Bryce Courtney


El amor es la energía: ni se crea ni se destruye. Simplemente es y será siempre, dando sentido a la vida y dirección a la bondad. El amor no morirá jamás.


martes, 2 de abril de 2024

Frases: Henry Van Dyke


El tiempo es demasiado lento para aquellos que esperan, demasiado rápido para aquellos que temen, demasiado largo para
aquellos que lamentan, demasiado corto para aquellos que celebran. Pero para quienes aman, el tiempo es eterno.

viernes, 22 de marzo de 2024

Frases: Stephen Hawking


Me he dado cuenta que incluso las personas que dicen que todo está predestinado y que no podemos hacer nada para cambiar nuestro destino igual miran antes de cruzar la calle. 

miércoles, 13 de marzo de 2024

Cuento: el secreto del éxito

Una vez un discípulo le preguntó a su maestro acerca del secreto del éxito. El maestro, luego de reflexionar en silencio, le pidió que lo esperase al amanecer en la orilla del río para darle la respuesta. Al siguiente, justo antes del amanecer, el discípulo encontró a su maestro en frente de la orilla del río. Sin mediar palabra, salvo un pequeño ademán de que lo siguiera, empezó a adentrarse poco a poco en el río. El agua empezó a subir de los tobillos a la rodilla, de esta a la cadera y finalmente hasta el pecho. Justo cuando estaba por cubrirle el rostro, su maestro lo tomó y lo hundió con vehemencia bajo el agua. Empezó así una lucha feroz por emerger a la superficie, pero la fuerza de su maestro era tal que se lo impedía. Finalmente, luego de varios segundos, este dejó que subiera por una bocanada de aire. Lo llevó a la orilla y le preguntó: “¿Qué era lo que más deseabas al estar sumergido”? “¡Respirar!”, contestó el joven discípulo. A lo que este contestó: “Allí tienes el secreto del éxito. Deséalo tanto como deseabas respirar aire el día de hoy. Cuando lo hagas, lo obtendrás”.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Cuento: El sabio de la montaña

En una montaña vivía un sabio que respondía a todas las preguntas, dudas e inconvenientes que tenían las personas. Miles acudían a él a diario para consultarle acerca de sus problemas. Un día, al percatarse de la dependencia que se estaba creando en torno a sus consejos, decidió reunirlos a todos alrededor de su gruta. Allí, con miles y miles a su alrededor, les contó una anécdota graciosa que hizo soltar carcajadas a todos los presentes. Al terminarla esperó un minuto en silencio y empezó de nuevo a contar la anécdota. Esta vez solo unos pocos se rieron y muchos asumieron un temple de confusión. El sabio hizo lo propio una tercera vez, solo que en esta ocasión nadie se rió de la historia. Uno de sus mayores admiradores se acercó y le preguntó cuál era el sentido de la dinámica. A lo que el sabio respondió: “No pueden reírse del mismo chiste una y otra vez, pero sí pueden quejarse y llorar una y otra vez por los mismos problemas. ¿No es acaso paradójico?”. Todos aquellos que lo rodeaban bajaron la cabeza avergonzados y se retiraron poco a poco de la montaña. Desde entonces, solo recibe un par de consultas al día; todas estas relacionadas con cosas estrictamente importantes.

lunes, 19 de febrero de 2024

Cuento: El anciano del pueblo


Había una vez un anciano que vivía en un pueblo. Todos los habitantes lo evitaban, ya que tenía la mala fama de estar siempre de mal humor. Los niños temían pasar por el frente de su casa, e incluso los adultos recelaban al desearle los buenos días.

Los habitantes más longevos del pueblo aseguraban que desde siempre mantuvo esta actitud. Su amargura, odio y resentimiento superaba su carácter; ya que su casa,  su césped e incluso sus vecinos también asimilaban este tono lúgubre. 
Lo cierto es que un buen día, aquel en el que el anciano celebraba nueve décadas de vida, se empezó a esparcir el rumor de que el anciano estaba feliz. De repente su casa ya no se veía oscura, los vecinos habían recuperado su jovialidad y su césped era el más verde de todo el pueblo.

Todos rodearon su casa en espera de lo que había sucedido, a lo que el anciano los recibió con una gran sonrisa y emoción. Uno de los habitantes se atrevió con voz tartamuda preguntar por qué estaba tan feliz. La respuesta del anciano fue: “Nada en especial. He vivido noventa años buscando la felicidad y fue inútil. Hoy decidí dejar de buscarla y amanecí más feliz que en toda mi vida”.