miércoles, 25 de junio de 2025
viernes, 20 de junio de 2025
miércoles, 18 de junio de 2025
Recordando del blog: Noha
Los taburetes de los últimos bares de la madrugada eran demasiado altos para él, trás aquellas copas que nunca debió tomar, así que encaminó sus pasos, no siempre en línea recta, hacia ningún lugar, buscando que el destino lo llevara lejos, de todo y de todos.
Mientras caminaba, junto a los escaparates navideños de la ciudad, se vió reflejado en uno de ellos y no pudo menos que sonreir tristemente recordando quién era años atrás, cuando todavía el hombre que habitaba en su cuerpo luchaba por sobrevivir en una realidad cambiante. ¡ Qué lejos esa imagen que se le venía a la memoria de la actual ! Ahora, ni siquiera sabía si podía articular palabra sin errar, pues el silencio había invadido cada instante de su vida.
El idioma no era indispensable en la calle, donde la soledad le había acostumbrado a callar, a seguir un ritual de gestos y mímica que le permitían seguir en su buscado silencio; para qué molestarse en hablar sin nadie te escucha - pensaba para sí mismo – porque pensar era su pasatiempo preferido y el que le permitía realizar todos esos sueños escondidos en su interior, el que hacía posible que, aunque sea por momentos, pudiera encauzar su vida, cambiarla a su antojo.
Era tan fácil hilvanar uno mismo su propia existencia como si de una película se tratara, pero hasta los pensamientos tienen un final y siempre había que volver al mundo real que le cobijaba, aquel en el que vivía para suerte suya, aunque ya lo dudara,y para desgracia de los demás como siempre había supuesto.
Había tenido un nombre en su momento pero no lo recordaba aunque aquellas pocas personas que le conocían: la vieja ramera del bar que frecuentaba cuando los institos aparecían, el cocinero del albergue donde, en ocasiones, le daban algo de comida y aquellos vagabundos con los que se cruzaba en las noches oscuras; esa gente le llamaban Noha, en un bautizo pagano con las primeras sílabas de dos palabras que le dedicaban cuando lo veían: “No habla”
De todas maneras, era un nombre ficticio que solo servía de referencia a quienes así lo llamaban, pues el nunca contestó a ese ni a ningún otro. Siempre hizo caso omiso a los demás , por lo menos, desde aquel recuerdo que le taladraba la mente en las frias horas de la madrugada. Ni siquiera cuando el raciocinio que le quedaba se afanaba en hacerle comprender la lógica de una huida al infinito – había mil maneras de saltar en marcha de este tren vital – hacía caso a tales sugerencias; es más, se aferraba con más fuerza a la agonía lenta de la vida como si sintiera en su interior que debía pagar por un error pasado.
Sólo el mar y el cielo podían vanagloriarse de ser sus interlocutores porque en su inmensidad no necesitaban de las palabras para expresar sentiemientos y emociones, porque podía conectar con ellos en su corazón silente sin que nadie turbara la paz de esa comunicación, salvo el rumor de las olas o la lluvia empapando su cuerpo.
El contínuo embate, duro y sin complicaciones, del devenir diario terminó por ahogar el pequeño grito de esperanza que parecía surgir de aquel corazón solitario, fue como un caminar hacia un triste final conocido de antemano. Prefirió morir poco a poco, dejando retazos de su alma en cada lugar, en cada esquina, en cada día arrancado al destino.
Nadie lo vió partir hacia la arena. Nadie lo vió llorar junto al agua, mezclando sus lágrimas con la mar salada que le acariciaba. Nadie pudo ver la foto amarillenta que escondía en su mano cerrada. Nadie sintió el dolor de su pecho al recordar. Nadie lo vió morir, ni siquiera él se dio cuenta.
Paradojas del destino. El, que vivió en el más absoluto anonimato, salía en la prensa al día siguiente con una foto reclamando su conocimiento. Nadie llamó, nadie lo conocía, nadie lo recuerda y, sin embargo,alguien le llora, empapando el periódico con lágrimas resecas dedicándole, a su pesar, un último pensamiento.
Noha ya no existe. Hace tiempo que no existía…nadie lo conocía ya. Sólo ella porque, aunque en un tiempo lejano, ella le amó.
viernes, 13 de junio de 2025
lunes, 9 de junio de 2025
Recordando del blog: el espejo
Se miró al espejo… escrutándose en cada parte de su cuerpo, en cada mueca. No se reconocía por más que pusiera empeño en recordar lo que era, o lo que quería ser. Le costaba hasta reconocer su nombre en otros labios que no fueran los suyos.
El paso de los años había tejido una telaraña a su alrededor que envolvía suave y fuerte a la vez cualquier intento de traspasarla como una frontera invisible que la separaba del exterior. Sus palabras eran un torrente eterno que solo disimulaban sus propios silencios. Se reconocía en sus errores pero poco hacía para cambiar su actitud de vida, quizás por la inercia de años.
Era el momento del cambio…lo sabía, pero justamente eso le impedía dar ese primer paso que llevaría a un camino sin retorno, donde la aventura es la única brújula que marque su destino.
Miró de nuevo al espejo y se reconoció al mirarse a los ojos porque sólo ella sabía lo que escondía tras sus pupilas.
De repente, en un acto instintivo, se descalzó y el tacón de su zapato rojo le sirvió para de un golpe seco romper en pedazos un cristal que expandió sus reflejos y sus miedos por toda la habitación.
Y entonces supo que ese era el primer paso.
jueves, 5 de junio de 2025
domingo, 1 de junio de 2025
miércoles, 28 de mayo de 2025
Reflexionando
Nunca es demasiado tarde para ser quien quieras ser
(extracto de “El curioso caso de Benjamín Button”)
Nunca es demasiado tarde, o en mi caso demasiado pronto, para ser quien quieras ser.
No hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras,
puedes cambiar o no hacerlo no hay normas al respecto.
De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa, espero que tu saques la positiva.
Espero que veas cosas que te sorprendan;
espero que sientas cosas que nunca hayas sentido;
espero que conozcas a personas con otro punto de vista;
espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa;
y si ves que no es así,
espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo.
No hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras,
puedes cambiar o no hacerlo no hay normas al respecto.
De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa, espero que tu saques la positiva.
Espero que veas cosas que te sorprendan;
espero que sientas cosas que nunca hayas sentido;
espero que conozcas a personas con otro punto de vista;
espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa;
y si ves que no es así,
espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo.
viernes, 23 de mayo de 2025
miércoles, 21 de mayo de 2025
jueves, 15 de mayo de 2025
lunes, 12 de mayo de 2025
Reflexionar con Byung-Chul Han
Toda edad tiene sus aflicciones propias. Así, existió una era bacteriana; a más tardar, terminó con el descubrimiento de los antibióticos. A pesar del temor generalizado de una epidemia de influenza, no estamos viviendo en una era viral. Gracias a la tecnología inmunológica, ya la hemos dejado atrás. Desde un punto de vista patológico, el incipiente siglo XXI no está determinado ni por las bacterias ni por los virus, sino por las neuronas. "Las enfermedades neurológicas como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno límite de la personalidad (DBP) y el síndrome de agotamiento marcan el paisaje de la patología a principios del siglo XXI.
lunes, 5 de mayo de 2025
miércoles, 30 de abril de 2025
viernes, 25 de abril de 2025
martes, 22 de abril de 2025
Cuento: Dos hombres
Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones…. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago, patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
Según el hombre de la ventana describía todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto placidamente mientras dormía. Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo. Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama…y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
«Quizas solo quería animarle a usted».
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar, donde habían estado de vacaciones…. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago, patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
Según el hombre de la ventana describía todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto placidamente mientras dormía. Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo. Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama…y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
«Quizas solo quería animarle a usted».
(Autor desconocido)
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