viernes, 3 de octubre de 2025

3 octubre (Día Internacional de la Sonrisa)


La Sonrisa del Anciano

En la plaza del pueblo, donde el tiempo parecía haberse detenido entre las viejas farolas y los bancos desgastados, se sentaba un anciano. Su rostro, surcado por mil arrugas, era un mapa de la vida vivida, pero su característica más distintiva era la sonrisa que a menudo iluminaba sus ojos, una sonrisa que nacía no de la alegría efímera, sino de una profunda paz.

Un día, mientras el sol de la tarde acariciaba el rostro del anciano, una niña curiosa se acercó a él. Su rostro estaba marcado por la impaciencia y la prisa del mundo moderno, y no entendía por qué aquel hombre podía sonreír con tanta serenidad.

"¿Por qué sonríes siempre?", le preguntó la niña, casi como una acusación.

El anciano levantó la mirada, y sus ojos brillaron. "Porque he aprendido a ver la belleza incluso en las pequeñas cosas", respondió con voz suave. "Una flor que se abre a pesar del asfalto, el canto de un pájaro al amanecer, la calidez de un rayo de sol en un día nublado... cada una es una sonrisa del universo, y yo simplemente la devuelvo con la mía."

La niña se quedó pensativa. Siempre había estado tan ocupada con las cosas importantes, con los problemas y las prisas, que nunca se había detenido a observar. 

El anciano continuó: "Verás, la vida a veces nos da golpes, nos llena de tristezas, pero si miras bien, siempre hay una pequeña sonrisa escondida esperando a ser encontrada. Es nuestro deber no solo encontrarla, sino también ofrecer la nuestra para que el mundo sea un lugar más amable".

Desde ese día, la niña empezó a ver de otra manera. Buscaba esas pequeñas sonrisas escondidas en el mundo, y poco a poco, en los rincones de su corazón, la semilla de la serenidad del anciano comenzó a florecer, devolviendo una sonrisa genuina al mundo.

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