viernes, 12 de octubre de 2012

Un resfriado y muchos recuerdos

 
 

Este resfriado de otoño, fruto seguramente de la escasez de ropa en noches de pasión con la ventana abierta, me trae este mal dormir nocturno que me lleva a estar pendiente del twitter hasta las dos de la mañana pues basta ponerme en horizontal para que la tos ronca y dolorosa me levante de nuevo hasta que agotado y pastillado recobre el sopor en los albores de la madrugada donde el sueño por fin me invade.
Por esas sorpresivas y extrañas razones de los sueños anoche me llevó Morfeo por los vericuetos de mi infancia para recordarme momentos y sensaciones dormidas en mi interior. Al despertar seguí la senda onírica pero con los sentidos en alerta continuando la resurrección de los recuerdos pasados aunque viviéndolos en presente.
Así que paseé por los paisajes de mi niñez donde los campos frente a mi casa estaban cubiertos por el verde de largas hileras de maíz y los árboles de la finca anexa servían para los juegos y escondites de secretos y amistades. Recuerdos vagos, sin un hilo conductor, pero lleno cada uno de fuerza y vitalidad. Se me viene a la mente la primera caída en bicicleta, las primeras heridas en cruentas batallas infantiles, los primeros escarceos con el género femenino, las travesuras y sus consecuencias en forma de castigo…
Me viene a la memoria momentos gloriosos relacionados con el medio agrícola, propio de aquellos lares y tiempos. Desde la plantación y recogida de las papas al descamisado de las plantas de millo sobre cuyos carozos jugábamos al acabar de desgranar cada piña, y como con una escoba vieja y quemada se removía ese millo tostado en una sartén enorme sobre un fuego campestre. O aquella leche que bebíamos prácticamente desde el pezón de la ubre de aquellas vacas, sin intermediarios de cartón, que amaestrara los bifidus y demás bichos que tuviera la misma.
Un sinfín de recuerdos sin orden ni concierto y que, sin embargo, están cargados de felicidad infantil. Fui feliz, y eso es importante para un niño. También soy feliz ahora…y con la que está cayendo, han de reconocerme la valentía.


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