martes, 19 de noviembre de 2013

Martes cansino

 
Las ganas de escribir no son muchas. Los dedos se hacen rogar frente a un teclado que no me inspira. No sé si será este frío que empieza a colarse haciendo más presente este otoño nostálgico y que invita a sentarse en el mullido sofá bajo una manta y con algo de lectura o música mientras una taza de líquido humeante reposa a nuestro lado.
El fin de semana fue un carrusel de emociones….de esas que no se pueden transmitir con simples palabras, de las que sólo es posible intercambiar con una mirada siempre que la otra persona tenga la misma clave. Los sentimientos son una cosa maravillosa porque no los podemos controlar aunque queramos, sólo podemos sucumbir a ellos de forma inteligente si queremos tener una mínima posibilidad de ganar la partida. No voy a hablarles del fin de semana porque está ligado a mi yo interior aunque me haya dejado una variable de sensaciones agridulces porque también los sentimientos positivos tienen matices por causas añadidas.
Quizás esa resaca llegue a este martes cansino que invita a la tranquilidad del hogar. Y pensar que en pocos días ya estará el bullicio callejero fiel a su cita navideña en ese frenesí consumista porque, no nos engañemos, quizás compremos menos, más barato y con más ingenio por la crisis, pero seguiremos comprando como cada año. Me da grima ver ya los preparativos navideños en los centros comerciales, como si quisieran arrebatar más fechas de las que le corresponde en el calendario.
La crisis no ha pasado, pese a la esperanza efímera de algunos y aunque se acabe el préstamo comunitario a la banca española que, a diferencias de cualquiera de nosotros, no tendrá que devolver todo el capital que se le ha dado. Lo he visto en los periódicos del fin de semana que no había leído hasta ahora mismo. Es curioso. Te lees la prensa de hoy y parece que no ha pasado el tiempo, como si los titulares en su mayoría fueran de copiar y pegar. Nada cambia, todo permanece como en la película “Atrapado en el tiempo”.
Así todo, la navidad está agazapada a la vuelta de la esquina esperando su estelar aparición mientras este otoño sigue jugando con la lluvia y el viento sin dejar que el frío entre de lleno por las rendijas de las ventanas. De momento, yo me recuesto en mi sofá soñando con hojas caídas y árboles de navidad y, entre medias, con los recuerdos que dan calor a falta de chimenea.


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