lunes, 9 de marzo de 2015

Marzo variable

 
 

            El sol parece que vuelve de vacaciones y asoma por estos lares de ciudad por lo que el frío y la lluvia dejan de ser mi única compañía en las tardes del ocaso del invierno. La melancolía guarda sus mejores galas invitando a los recuerdos a una larga siesta.
         La poesía que era lo único que cabía cuando las sombras eran más que luces porque la claridad estaba aparcada en un rincón del cielo, ahora queda relegada en sus versos cálidos junto a un buen café porque la novela se abre paso con su aventura y misterio, desbordando imaginación fuera de sus páginas imitando a la vida o viceversa, sugiriendo los pasos del mañana, aprendiendo de los caminos del ayer…
         Mirando de soslayo la ventana para observar una calima en retirada que deja un sucio rastro a su paso, y echando de menos aquellas gotas de lluvia que pudiera lavarlo al igual que aquellos deseos fugaces e incompletos.
         Marzo es un mes de transición entre los últimos coletazos del invierno y la primavera que espera agazapada. Es un tiempo que se mueve entre el viento y el frío característico de estas fechas y el calor primerizo que quiere florecer. Como dice el refranero “marzo varía siete veces al día” así que nos queda incertidumbre todavía en lo que al tiempo se refiere…a la política mejor la dejamos porque esa es permanente y va más allá de la primavera.


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